12.01.2006

6.- Hora de cierre.

A las cuatro en punto de la mañana se encendieron todas las luces del club mientras sonaba el Arco Iris de Toquinho. Las chicas salen disparadas a la parte de las cocinas y comedor del Tucán. Yo me despido de un cliente con el que estoy charlando, le digo que si quiere subir conmigo mañana será otro día, que vuelva, le compensaré su deseo. Supongo que él comprende que cerramos, quizás hasta comprenda que estoy muerta de cansancio, parece buena persona. Las luces fluorescentes, blancas, encendidas ejercen un rapido efecto sobre los clientes, es como si se diesen cuenta que son visibles y que el lugar donde se encuentran no es el más recomendable del mundo, algunos no terminan ni las copas y se van. Sigo al resto de las chicas a la parte de atrás.

Fran, el camarero, trae la caja con el dinero y un montón de papelitos donde están anotadas las consumiciones que conseguimos cada una, la mami baja con otro montón de anotaciones, me fijo en la cara del resto de compañeras y en todas es visible la huella del cansancio. Dos colombianas parecen muy animadas, yo diría que animadisimas, hablan de que se irán a no se que discoteca, las dos brasileñas que están a mi lado comentan por lo bajini: "demasiada cocaina".

El dueño del Tucán está sentado en una mesa medio desvencijada con un horroroso mantel de hule, delante de si tiene un montón de papelitos que han estado recolocando y un montón indecente de dinero, para hacerlo más indecente, de una bolsa de papel de esas que dan las tiendas de moda cuando compras algo, saca dos fajos más de billetes y podemos ir pasando a cobrar. En los clubes de alterne normalmente se cobra al terminar la faena, no es cosa de dejarlo para más tarde, ni para fin de mes, a veces en una sola noche, y más haciendo una plaza como esta, alguna de nosotras puede levantar el sueldo de cualquier trabajador, no es recomendable dejarlo para luego, la vida es efímera, te puedes morir en menos que canta un gallo y ese dinero no lo tendrás ni tu ni los tuyos, los dueños de los clubes no suelen ser unos santos ni llevar una buena vida, puede pasarles cualquier cosa y no haberte pagado, desde ser detenidos por la policia hasta que los mueran en un ajuste de cuentas, pasando por su fallecimiento por causas de salud, con lo cual perderías un dinero importante.

Las chicas comenzamos a pasar para cobrar, las cuentas son veloces, hasta la fecha no encontré un dueño de un club que no sepa sumar, restar, multiplicar y dividir casi más rapido que una calculadora, a lo mejor no sabe ni para donde está el norte pero de cuentas saben un rato, creo que ni calculan, es simple experiencia, se encontraron ya con todas las cifras del mundo y conocen de memoria los resultados de una operación determinada, alguna vez los he visto equivocarse, pero jamás a favor de una chica, siempre en contra. A veces me dio pena ver como delante de mis narices estafaban a alguna compañera semianalfabeta o analfabeta perdida, no hice nada, es cierto, soy una cobarde de mierda, pero este no es un mundo de ideales ni conviene ir de salvadora de nada, ir en ese plán es como ir comprando billetes para una rifa de hostias o para que en un montón de lugares no te quieran ver ni en pintura. Lo más que hice, y se que no sirve en mi descargo, fue advertir a la chica al día siguiente pidiendole discrección: "ten cuidado, controla que te están timando..." o algo similar, y eso si vi que la chica era discreta. Tampoco es normal que el dueño estafe con frecuencia, algunas compañeras pueden ser analfabetas, no saber hacer una suma de dos más dos, pero no suelen estar solas y mucho menos llegar solas a un club, casi siempre las mete una amiga que ya está bien avezada en el asunto y de estas, las he visto que no saben hacer la O con un canuto, pero si saben sacar cuentas, aunque sea por el sistema "de la vieja".

El dueño nos va presentando las cuentas rapido, muy rapido, algunas chicas piden alguna aclaración o reclaman, voceando, alguna cosa, generalmente sobre "multas" por pasar más tiempo en la habitación del debido o por llegar tarde a trabajar. Salvo casos muy llamativos el jefe, creo que más por no discutir que por otra cosa, suele darle la razón y su parte a la chica.

Los jefes raramente discuten con nosotras, cuando entre nosotras montamos la trifulca padre, a lo mejor, he visto a alguno hacerlo, sueltan unas cuantas bofetadas para poner orden, casi podría decirse que en plan padre, cuando esto ocurre casi siempre hay alguna chica, que tiene hartas a todas las demás que es despedida con cajas destempladas. Somos para ellos un bien preciado, no abundamos y es dificil conseguir putas, no es cosa de tener un cabreo con una y que se vaya por cinco o seis euros, para colmo, según quien sea, puede llevarse a otras con ella, dará más de ganar si se queda. Claro que por otro lado hay que mantener la disciplina en unos minimos así que hay cosas que no las pasan. Este tira y afloja requiere cierta dosis de politica por parte del propietario y saber con quién juega a la baraja, no todas las chicas somos iguales, algunas son lideres natas y tienen su grupo de acólitas, otras dan pena y empujan a las demás a la solidaridad, así que según a quién le hagan la faena y dependiendo de la frecuencia con la que hace las faenas a lo mejor se encuentra con treinta chicas partiendole la cara y eso no suele resultarles agradable a los "cafetones"**. Si eres puta, quieras que no, poco a poco vas acumulando tensiones, pequeñas faenas desagradables que te hacen unos y otros se van guardando ahí, en un almacen que tienes en alguna parte de tu mente y que no abres con frecuencia, lo mantienes bajo control, hasta que un día se abre esa puerta y todo eso sale en forma de rabia descontrolada y a lo mejor paga el pato el que menos daño te hizo, pero es así, no decides en que momento vas a tener esa explosión de furia. Unas chicas la controlamos más, otras menos, pero un dueño de club con experiencia sabe de sobra que está ahí y que no es recomendable abrir la puerta del infierno, todo se lleva mejor dando un poquito el brazo a torcer, no se pierde gran cosa y se gana mucho.

Continua el reparto de dinero, los fajos de billetes y montones de monedas que hay sobre la mesa van mermando, los recibos de las visas ya están a buen recaudo. A Fran y a la Mami, que están a su lado se les nota la envidia en la cara, algunas chicas estan llevandose en una sola noche el sueldo que ellos cobran por todo un mes de trabajo. La Mami, hipocrita, amonesta a alguna que ganó poco: "¿estabas vaga hoy eh?, suerte tienes que Toño es buena persona, en mis tiempos te hubiesen echado del club", alguna chica contesta de mala manera a las reprobaciones de la Mami con un "que te jodan Mami ¿vale?", ella hace su mohin de disgusto pero aguanta el tipo, sabe que ha tocado la fibra sensible, esa pequeña amonestación llega para que al día siguiente esa chica espabile, está en una plaza y Toño, el dueño, quiere que mueva el culo, para trabajar como en un club normal no la necesitan allí, hay otras chicas a la cola esperando a que las llamen para presentarse inmediatamente, la chica amonestada sabe que hay alguien que le recordará al dueño quien trabaja y quien no, Toño deja hacer a la Mami, solo sonrie mientras fuma y mira el dinero que hay sobre la mesa. No conviene contrariar en demasia a la Mami, una palabra suya suele ser suficiente para que no vuelvas a trabajar a esa plaza en la vida. Fran bromea sobre que se va a tener que meter a puto para dejar de ser pobre, algunas entre risas lo animamos. El jefe sigue repartiendo dinero. El dinero en las manos de un jefe de club de alterne experto es como las barajas en las manos de los magos, un banquero contandolo, el más curtido de los banqueros, sería demasiado torpe al lado de un tipo de estos, cuando llega mi turno coge los papelitos con mis anotaciones y me los da, cada papelito lleva la firma o bien del camarero o bien de la Mami "si hay algún error me lo reclamas mañana, te doy seiscientos dos euros", coge un buen fajo de billetes de veinte, los hace correr entre sus dedos a una velocidad de vertigo, de pronto para y me los alarga, me señala con la vista el montoncito de monedas para que coja mis dos euros, le pido que si puede me de billetes grandes, el me pregunta si de cincuenta me valen, me conformo. Los jefes suelen querer los billetes grandes para ellos, el dinero de los clubes casi todo es negro y hay que guardarlo en casa para después invertirlo en lo que sea, blanquearlo, no es cosa de hacerlo en billetes pequeños. Le doy las gracias y dejo paso a otra. Me siento, como otras chicas, en una mesa aparte a contar mi dinero, trato de hacer memoria sobre todo lo que hice mientras compruebo los papelitos, está todo correcto.

Ya en mi habitación me pongo el pijama y salgo al balcón a respirar un poco de aire puro, no viene nada mal para descontaminar los pulmones del humo de mil cigarros. El aire está limpido y en el cielo se ven millones de estrellas, corre una suave y calida brisa de aire puro que trae un intenso olor a paja de todo el cereal sembrado alrededor del club, por la carretera, a lo lejos se ven las luces de un trailer acercandose, cuando está más proximo enciende la luz de la cabina, a la altura del Tucán hace sonar las potentes bocinas y le veo saludandome con la mano, le correspondo y le dedico una sonrisa, después me doy cuenta de que no puede verla al contraluz de mi ventana, espero que la imagine, alguien que se toma la molestia de que yo vea su saludo, al menos merece una sonrisa por mi parte ¿saludará a todas las chicas que se encuentre por ahí aunque no sean putas?, quizás no, pero bueno, al menos es agradable saber que alguien tiene por ti un detalle agradable.

Estoy destrozada y mañana es otro día, si todos son así creo que va a ser dura esta plaza. Me meto en la cama con la puerta del balcón abierta para que entre un poco el aire fresco, me quedo dormida arrullada por el canto de las cigarras que están en los platanos bajo el balcón.

**Cafeton: las brasileñas designan así al dueño de un puticlub (también usan "amo" o "o dono"), la palabra exacta creo que seria y se escribiría "Cafetão". Algunas que no somos brasileñas, medio en broma a veces usamos el termino "cafetón" para designarlo, no todas ni mucho menos, a mi particularmente me resulta simpatica esa palabrita.

11.06.2006

5.- Rota

Los abuelos son simpaticos, parecen surgidos de alguna antigua película de corte erótico, por su forma de vestir y de comportarse me recuerdan un poco a esas imagenes eróticas de principios de siglo pasado, solo les falta llevar un sombrerito de esos que llamaban "panamá" fabricados en paja y con una cintita bordeando su contorno a modo de banderita, esos que utilizan los militantes yankis en periodos electorales. Se pasan el rato haciendonos beber Moet, ellos apenas beben, solo quieren que bebamos nosotras, creo que el gran macetero que hay en el reservado con una planta artificial no tiene el tipico orificio inferior para el drenaje del agua, entre Natalia y yo llevamos ya dos botellas de Moet, ellos no creo que bebiesen más de dos copas cada uno y piden otra. Le hablo a Natalia al oido, será mejor que busque a otras dos amigas, no colará que bebamos tanto y no estemos borrachas, Natalia me dice al oido que no hay problema, solo tenemos que hacer que estamos borrachas, el problema es que no tengo mucha experiencia en hacer tal cosa yo no bebo, solo me emborraché una vez, una borrachera de esas tontas de instituto en una fiesta de cumpleaños, trato de hacer que estoy con el puntillo y los abuelos aprovechan para tocar más carne, para meterme mano más descaradamente, estoy sentada en las piernas del que parece más mayor, mete su mano entre ellas y me babea todo el cuello, con su dedo acaricia mi entrepierna, lo hace con delicadeza pero siento algo de asco, me coge del cuello, casi la cabeza y trata de girarmela hacia él, quiere darme un beso en la boca, le doy un no rotundo, casi enfadada, supongo que me mandará a freir churros y pedirá que venga otra chica, pero no, bromean entre ellos sobre mi recato, yo me rio y abro las piernas para que toque más, Natalia acude en mi ayuda, me acaricia el muslo izquierdo y les cuenta algo sobre mi inocencia y lo delicioso que debe de ser pervertirme, ellos rien.

El local comienza a llenarse, mientras el abuelo me babea el cuello y me mete mano entre las piernas puedo observar la barra por una rendija que dejan las pesadas cortinas del reservado, está a rebosar de hombres, las chicas van y vienen entre los clientes, apenas se paran con ellos, de cuando en cuando veo que alguna chica pasa frente a esa rendija camino de las habitaciones. Los abuelos me tienen ya aburrida, espero que quieran hacer algo, no me imagino aquí toda la noche muerta de asco haciendo que bebo champán con un abuelo babeandome el cuello y tocandome el coño, ¡Qué demonio! ahora ya me babea las tetas, los dos abuelos se inventaron un juego: el que está con Natalia le bajó el top y le ofreció al amigo probar las tetas de ella y el que está conmigo hizo lo propio, así que durante un rato tuvimos a dos abuelos chupeteandonos los pezones. Ahora la sensación que tengo es una mezcla de asco y pena hacia ellos, si cierro los ojos para no verlos es peor, me imagino a un bebé lleno de arrugas que me soba y chupetea los pezones y de cuando en cuando, con los ojos inyectados en sangre, que percibo en la oscuridad, dice alguna frase amable, casi estoy sintiendo nauseas, no se si es el champán o por que me está magreando un abuelo, por curiosidad toco su entrepierna, su miembro está totalmente flacido, el lo toma como un cumplido y parece que reacciona, aprieta uno de mis pechos, casi me hace daño.

Me da que Natalia está tan aburrida como yo de su abuelete, quizás también asqueada, se levanta y se pone a bailar una especie de samba que está sonando en el local, los abuelos alaban su arte, de nuevo, quizás sin saberlo, Natalia me vuelve a echar una mano, me coge del brazo y me pide, casi ordena, que baile con ella, entre risas digo que no se, ella se hace cargo de la situación y finge que me enseña, yo hago lo que puedo. Hace tiempo que creo que las brasileñas nacen con algún defecto en la osamenta de la base de la columna vertebral, por eso son capaces de realizar esos movimientos con el culo, mil veces me han explicado como mover los pies para lograr eso, pero lo que yo hago, aunque pueda dar el pego, no se asemeja en nada al vertigo que logran algunas chicas de ese país, hago lo que puedo. Los abuelos confirman lo que yo se: ¡Que maravilla! ¡Como se mueven las brasileiras! Mi abuelo, cortés, me coge y me vuelve a llevar a su regazo, alega que no hay nada como "la carne del país", yo rio como si me encantase ser "carne del país". Natalia grita de pronto:

-Voçes não van a ir a o cuarto con nosoutras, que coisa vai a ser ista ¡ne!

Los abuelos comienzan a bromear que eso es muy caro y yo tercio que vale practiacamente menos que el Moet que estan tomando. Natalia me guiña un ojo. Los abuelos miran sus relojes y comienzan a decir que es hora de retirarse, que sus señoras los van a matar, comienzan a recomponer sus vestimentas ayudados por Natalia y por mi, si nos pusiesen unas batas blancas pareceriamos enfermeras en un geriatrico ayudandoles a vestirse, los acompañamos a la puerta mientras nos aseguramos que lo hayan pasado bien "¡de maravilla!" -dicen- se despiden con la promesa de volver.

Natalia me cuenta que casi nunca suben, siempre hacen la misma rutina, cree que sus pollas no se levantan y solo vienen de cuando en cuando a palpar carne joven.

La barra está llena de clientes de todo tipo, camioneros con el tipico chaleco acolchado azul y su camisa de cuadros, jovenes con el pelo cenicero y camisetas ceñidas, jovenes vestidos con trajes muy corrientes, señores con pinta de ganaderos o agricultores, uno saca un fajo de billetes atado con su correspondiente goma para pagar algo, hombres vestidos con trajes elegantes y caros, y en medio de todos ellos chicas, aparentemente calmadas, tranquilas, que van y vienen, están hablando con un posible cliente pero su mente está en el siguiente que está por allí solo, esperando que otras no nos adelantemos si falla el que están camelando.

Nadie nos trajo algo de picar como había dicho Giovana, le pregunto a Fran por qué no nos trajeron nada y me contesta todo tranquilo que aún podemos ir a cenar, le digo que es una putada ir ahora, el local está hasta los topes.

-Puedes cenar tranquila, va a estar así hasta casi la hora de cierre.

Nos vamos a cenar, el resto de las chicas ya cenaron. Creo que un club de alterne en el aspecto culinario es algo digno de ver, no se en otros colectivos donde el personal de una empresa coma en trabajo como se hace, pero me lo imagino: un menú con tres primeros platos y tres segundos de lo más normalito, casi platos combinados, algo comodo de hacer y que sea agradable y rapido de comer, no lo se con seguridad pero me lo imagino así.

En un club la cosa es muy distinta y el cocinero o cocinera suele ser un verdadero artista en cocina internacional: platanos fritos para venezolanas y colombianas, arroz en abundancia para toda sudamerica, a veces harina de mandioca, que según las brasileñas sabe riquisima y a mi no me sabe a nada, carnes casi crudas para las chicas de los paises del este, muchos huevos para las colombianas, las he visto comer algo que a mi me haría vomitar: un montón de arroz en el que abren varios huevos crudos, revuelven eso y se lo zampan tan tranquilas, las brasileñas se extrañan de algo muy basico para cualquier española: el pan, no comen pan, si lo comen es más por curiosidad que por otra cosa, ellas sustituyen el pan por el arroz. También se verá "caraotas" negras si la que las pide es una venezolana o colombiana, incluso alguna cubana que cae de cuando en cuando por estos lares o "feijon" (leer feixón) si quien habla es una brasileña. Hay comida normal y corriente, el tipico filete con patatas, una sopa castellana, un caldo, cierto que si, pero a la vez te encuentras esas otras cosas en una especie de self service en la mayoría de los casos que según llegas te sirves lo que deseas. Le pregunto a la cocinera si no hay ensalada y se ofrece a hacerme una, como también un filete de ternera, soy de poco comer, no por tendencia a engordar ni nada por el estilo, solo soy así.

Natalia después de comer se fuma un cigarro, yo tomo un café mientras hablamos de los clientes que había en el local y las posibilidades de cada uno, me explica que en el Tucán todo va muy rapido, cuando terminemos de comer posiblemente ya se hayan ido más de la mitad de ellos y entrado otros tantos nuevos. En el Tucán como en casi todas las plazas es absurdo fijarse en un cliente u otro para tratar de vislumbrar a cual se le puede sacar más, a una plaza casi el noventa por ciento vienen a follar, piden algo, llega la chica, si les gusta van con ella a la habitación y asunto arreglado, si un chico rechazó a tres chicas casi nunca se acercará otra, es un tarado que solo viene a recrearse la vista, si esperase por alguna se lo diría a la primera o segunda que se le acerca y se la llamariamos, si no dice nada pues que siga ahí, alegrandose las retinas.

Del comedor se sale por el mismo local donde están los clientes, a la derecha y al fondo según se entra a éste hay unas grandes cortinas, detrás de ellas hay un escenario con su barra para streeptease, generalmente las cortinas están cerradas, según me cuenta Natalia, a eso de las una de la madrugada el jefe o algún camarero las abre y las chicas podemos hacer un streep, el jefe te paga sesenta euros por hacerlo, lo hacen muchos clubes y no está mal, en un momento dado puedes no tener ningún cliente a la vista y te ganas sesenta euros, vamos, como si tuvieses un cliente pero sin tener que follar, aunque casi no se que es peor, si follar con uno o que te follen con la vista cincuenta, además, me lo dice Natalia como si fuese algo insolito cuando es lo más normal del mundo "voçe pode traer um disco coa música que goste", supongo que es el primer lugar de España en el que está que pasa esto, no lo se. Las puertas del comedor-cocina están tras esas corti
nas también, ocultas tras un biombo con flores de plastico. Cuando aparecemos en el local justo damos a una esquina de la barra y ahí, justo ahí, comienzan los hombres, hay dos solos, de mediana edad y aspecto agradable, bromean entre ellos algo sobre que detrás de la cortina aparecen chicas o que detrás de la cortina hay una reserva de chicas, no me entero muy bien, aprovechamos para quedarnos a su lado y camelarlos.

A los dos minutos estamos subiendo Natalia y yo al piso superior a darle a la jodienda, rapido que hay más, con el primero aprovecho para lavarme los dientes.

La noche se convierte en el más duro sube y baja, ningún cliente pide nada especial, solo subir y follar, así hasta las cuatro de la mañana, subo, me desnudo dejandome las botas, muevo el culo, mi cliente se corre y ya comienzo a vestirme para bajar:

-venga cari, que se pasa la media hora y me multan
-joder, tia, tranquila, que solo llevamos un cuarto

Yo voy a peinarme y retocarme el maquillaje, en una plaza no tienes que tener mucho miramiento con los clientes, en otro local me enrollaría mejor, me quedaría tumbada junto a ellos mientras fumas un pitillito pero aquí no, al fin y al cabo posiblemente no vuelva a ver en mi vida a ninguno de ellos y hay al menos medio centenar de hombres abajo esperando a una chica para subir, así que no me sirve de gran cosa ser enrollada con ellos.

Siempre me pregunté que pasa por la mente de los chicos cuando vuelves con ellos al local, algunos te invitan a una copa, otros simplemente se van o toman una copa solos mientras tu vas hacia otro hombre, a tu eterna labor de cameladora, algunos que acaban de subir contigo y están allí consumiendo algo te miran, supongo que están confirmando para si que hicieron una buena elección, pero siempre me pregunto que pasa por sus cabezas cuando se dan cuenta de que, en lugares como el Tucán, pasas de ellos olimpicamente, como mucho un par de palabras corteses y un par de besos en la mejilla para despedirlos. Creo que si fuese chico me sentiría triste al llegar a ese punto, yo creo que soy minimamente cortés, pero en otras chicas me he fijado y practicamente resultaría un desprecio lo que hacen, si yo fuese chico, claro.

Como no soy chico y soy puta bastante tengo con lo mio, que no es poco, algunos no es que te desprecien cuando te vas de su lado, comienzan ya a despreciarte cuando te acercas a ellos, no con sus palabras, es más con la intencionalidad de éstas, o directamente haciendote saber lo bajo que has caido, lo abajo que estás en la escala social. A veces los hay hasta moralistas, tipo sacerdote que trata de salvarte, de redimirte y que para ello no duda en insultarte. Una vez uno me pegó, me dio una bofetada que me tiró al suelo, mi delito había sido muy simple, con el tiempo y por conveniencia logré disimular el acento de la región de donde soy, así que si me preguntan al respecto suelo decir que de Palencia, pues apareció un palentino que no soportaba la idea de que una paisana fuese puta y me atizó una bofetada que me hizo temblar todos los huesos de la cara, acabó mal, las putas somos como somos, con nuestros defectos y virtudes, pero en eso creo que somos solidarias, se le echaron todas encima y detrás los camareros, más a poner orden que a otra cosa, el palentino acabo como un Ecce Homo. Menos mal que me dio con la mano abierta y no me dejó marcas, me dolió la cabeza durante dos dias, lo que más me jodió y a la vez más risa nos dio a posteriori es que yo no soy palentina.

A las dos de la mañana me duele casi todo, sobre todo de la cintura para abajo de tanto mover la cadera, el pecho también de tanto como me lo sobaron. Dos chicas colombianas deben de pensar que es la primera plaza que hago y se burlan de mis andares, de paso preguntan con cierta sorna si me voy a hacer todos los clientes yo sola, están sentadas descansando en unos taburetes y opto por hacer lo mismo

-Ahora cuando os levanteis para haceros a alguno me reiré yo de vuestra forma de caminar.

Comentamos lo matadoras que son las plazas, sobre todo el primer día, Un hombre que está apoyado en la barra en plan Humprey Bogart me hace un gesto con el dedo para que me acerque, no pregunta ni cuanto ni como, cuando le comienzo a explicar me dice que ya lo sabe y para arriba que nos vamos. Estoy deseando que den las cuatro, solo quiero una cama, pero sin ningún hombre en ella. Llevaba seis meses sin hacer una plaza, estoy cansada, rota, creo que en algún momento me romperé por la mitad. No debí de empezar a trabajar hoy.

10.21.2006

4.- El primer pase

Fran no para de hacerme señas con la mirada hacia el más alto de los tres clientes con los que está Giovana mientras ella rie sus gracias, coge al más alto y a su compañero de la derecha por sus cuellos y se dan los tipicos besos en las mejillas, con suavidad, casi evitando el beso de ellos. Hay que cuidar el maquillaje, que dure el maximo tiempo posible en perfecto estado. Se roza, descarada, contra el cliente de la derecha. A mi ni me mira y me da cosa meterme en su terreno, quizás esté esperando que algunas compatriotas suyas acudan a los clientes, a lo mejor le hace alguna seña a alguna. Fran mientras saca brillo a una botella no para de señalarme al más alto y yo espero que me lo señale Giovana que sigue con los dos abrazados, no se que le cuentan, supongo que algo aburrido o escuchado miles de veces, no para de sobar al que tiene a su derecha, suelta al más alto para desabrocharle al otro un botón de la camisa y acariciar el abundante vello de su pecho, ya me imagino lo que le está diciendo: "me encantan los hombres como tu, así, varoniles" el chico se sonroja. En un movimiento casi imperceptible Giovana me mira, son decimas de segundo, después mira al chico alto. Giovana no parece la persona más generosa del mundo, así que no creo que me esté dejando al mejor cliente para mi, pero también me lo señala Fran.

Dejo de mirar para los lados y de reojo la escena, fijo mi mirada en el chico alto que ahora mismo está hablando con su otro compañero, dispuesta a exhibir la mejor de mis sonrisas, me mira, sonrio y le guiño un ojo, aún no me acerco, Giovana vuelve a señalarmelo yo sigo mirando hacia él. Parece timido, mientras Giovana dedica sus atenciones al chico de pelo en pecho él no sabe a donde mirar, parece que tampoco tiene mucho que hablar con su compañero, doy unos pasos como quién no quiere la cosa, como quién estira las piernas y me coloco más cerca de él, mi movimiento llama su atención, me mira de nuevo, muevo mis labios mientras le sonrio, que los pueda leer claramente aunque yo no hable: G-U-A-P-O, el habla

-Guapa tu

Doy tres o cuatro pasos más y me pongo a su altura, lo cojo del hombro para que se incline y baje a la altura de mis labios, las botas tienen taconazos y plataforma y aún así no le llego a la oreja, sonriendo. Siempre hay que sonreir, aunque por dentro estés tragando bilis, no con una sonrisa que parezca excesiva ni forzada, basta con pensar cosas agradables, en alguien que te cae bien quizás. Cuando se coloca a mi altura le doy un beso en la mejilla, le susurro al oido que me gustan los chicos como él, altos, eso llena su ego, sabe que no hay muchos que superen el metro noventa y cinco que gasta él. Bromea con lo atrevida que soy, también le parezco simpatica, me presento y le pregunto por su nombre cuando me lo dice vuelve a darme dos besos, huele bien, supongo que a masaje de afeitar, me agradan los chicos que se arreglan para venir a junto de nosotras. Bromea conmigo, como me resulta guapo tendré que hacerselo gratis.

-yo gratis te hago de todo mi cielo, pero ¿a que tu me harias un buen regalito?

Va directo al grano y pregunta cuanto es el regalito. A mi no me gusta ser tan directa.

Hace un momento entraron dos clientes, hay dos rumanas al fondo que no hablan con nadie, ya fueron a junto de ellos, soltaron su descarado "¿qué? ¿tu follas?" los clientes se rieron y las dos se largaron con viento fresco, ahora con ellos hay dos brasileiras, con un poco más de paciencia seguro que les sacan algo.

Le pregunto si va a menudo por el Tucán, el me pregunta, casi afirma, si soy nueva, contesto lo obvio y hablamos sobre que ya se había fijado, no se hace mucho de rogar y me cuenta que tendrá un buen regalito para mi si subimos, pongo cara un poco de circunstancias y le pregunto si sabe los precios de "la casa". Es lo bueno de trabajar en un club, cobres lo que cobres los precios son "de la casa", eso te evita el que regateen. La mayoría de hombres creen que así es, y no hay tal, lo que ocurre es que aunque en la mayoría de clubes nos den libertad para ponernos precio solemos tener todas el mismo ¿para que ponerte más? se irian con otras y si te pones menos las otras a lo mejor te explican las leyes no escritas del sindicato de las putas.

Si está dispuesto a hacerme un "regalito" a lo mejor quiere regalar algo más y ahora aún no van a entrar muchos clientes, a lo mejor antes de la cena me hago un par de copas o una botella de champán. Pregunto, mimosa, abrazandolo por la cintura, rozando mi pecho contra el suyo, si va a tardar mucho en beber su copa.

-¿Tienes prisa para que te estrene o qué? -dice el bobo prepotente-
-no, solo que tengo sed y me preguntaba...
-Fran ponle una copa a Miriam -dice casi gritando-

La copa es de treinta euros, mitad y mitad entre la casa y yo. La copa no es copa, normalmente es una bebida que ya le has dicho de antemano a los camareros, te la sirven en un vaso corto y generalmente no tiene alcohol, no podriamos resistir medianamente serenas todas las copas a las que pueden llegar a invitarnos, en mi caso se trata de Nestea simulando un par de dedos de whisky. Hay clubes que tienen botellas trucadas para las chicas, meten en una de J&B, por ejemplo, Trinaranjus de manzana o cosas similares, otros como el Tucán ni se molestan en esa tontería, las sirven bajo el mostrador y nos la ponen en la barra, si un cliente se pone cabezón con que quiere ver lo que tomas (y lo que paga), pues no te queda otra, te bebes una copa de lo que más te apetezca pero normalmente no suele ocurrir, al cliente le da igual, generalmente paga por tu compañia y le importa un bledo lo que tu bebas. Ofrezco a mi cliente brindar por él, él brinda por mi , respondo que por los dos, después me mira y dice que no se cree que esté con una tia como yo, y encima "a estrenar", me hace gracia en un club escuchar frases de ese tipo, pero bueno, si es su gusto pensar así...

Giovana sube con su cliente, lo lleva de la mano hacia las escaleras de los cuartos, al mio le da por bailar agarrados, un horrible vallenato que alguna colombiana habrá puesto en la maquina de discos, simulo que me encanta y aprovecho para meter mi pierna entre las suyas y cogerle por las nalgas mientras lo miro, quiere besarme y rehuyo disimuladamente el beso, ofrezco el cuello, lo roza con sus labios. ¡Que raro!, al otro chico no se acercó ninguna, solo las rumanas vinieron aquí desde que subió Giovana, las despachó enseguida.

Mi cliente termina su copa y me pica: "¿quieres un regalito?", respondo afirmativamente, le digo que me tiene muy excitada, que me encanta como baila (no tiene ni idea, pero conviene alimentar su ego).

Normalmente a los clientes les informas de los precios de la casa, en éste caso parece que no hará falta, ya los conoce, es él quien me coge de la mano y tras un "vamos" sabe muy bien a donde dirigirse.

Al llegar arriba saluda a la Mami por su nombre y ella le corresponde de igual manera. Mami pelotea que da gusto mientras yo cojo mi neceser del casillero que está detrás de Mami.

-Hay que ver que buen gusto tienes, te enrollaste a la mejor y encima nueva, no te quejarás eh
-dirás que me enrolló ella a mi, menudo arte. Siempre que subo con alguna dices que es la mejor
-cariño... es que ya lo sabes, aquí tenemos lo mejor de lo mejor

Ya pagó y yo estoy detrás de él, lo cojo de la mano, tampoco es cosa de estar allí de parloteo con la Mami.

-Es una horita nena, haz que lo pase de maravilla
-si Mami, sabes que no hay fallo

Mami no tiene ni idea de como trabajo pero conviene que el cliente crea que estoy allí por que la casa confia en mi. Me gustan los clientes así, conocidos del personal, con ellos hay una garantía de que, haciendolo medianamente bien, no tendrás problemas, pueden querer cualquier cosa rara pero suelen ser de fiar. Este además es un buen cliente, una hora son cien euros, la casa se queda seis, para mi el resto.

Que encanto de cliente, no quiere nada especial, le pregunto que le gusta hacer y responde, lisa y llanamente: follar, y se rie, como si yo preguntase una tontería, hago como que me disculpo, bueno ya sabes, hay gente que tiene vicios raros...

-yo no, a mi me gusta follar normal, follar bien pero normal -dice sonriente mientras se desviste.

Me quito la ropa descarada, delante de él. Cuando me voy a sacar las botas me pide si me las puedo dejar puestas.

Pues que faena, ¡un polvo de una hora y el muy cabrito quiere tenerme con botas!. En los pases de media hora me encanta que me lo pidan, se gana tiempo a la hora de vestirse y volver a bajar, pero en una hora da tiempo a ponerse varias veces las botas. Disimulo y sonrio.

-Mmmmmmmmmm, me encanta hacerlo con las botas puestas -le digo sonriendo, con cara de vicio- ¿te gustaría que te lave yo?
-no te molestes, se hacerlo solo, además voy a darme una ducha ¿te quieres duchar conmigo?

¡La madre que lo parió! ¡ahora quiere joderme el pelo!, lo miro como riendome y a la vez poniendo un gesto de fastidio.

-cariño, me he gastado un dineral en la peluquería -le digo mostrandole un mechón de mi pelo-
-bueeeno -accede mientras camina desnudo hacia la ducha-

Me tumbo en la cama casi desnuda, solo con las botas, del neceser cojo un poco de KY y lo dejo en mis dedos de la mano derecha. Mientras escucho el agua pienso que no comencé mal en el Tucán, un buen cliente, agradable, quizás un poco prepotente para mi gusto pero educado, hasta podría resultar simpatico. Los clientes, me imagino, que en un club se comportan un poco como nosotras, es posible que finjan bastante, quizás quieran darse un aire que suponen nos resulta agradable, el agua de la ducha paro de correr. Abro mis piernas y comienzo a acariciarme, no por que quiera darme placer ni mucho menos, me unto el KY en mi sexo seco, meto los dedos indice y corazón un poco en su interior, los saco y froto a todo lo largo, sigo frotandome tratando de pensar en algo agradable, al momento sale del baño chorreando agua mientras se seca con la toalla

-estás caliente ¿eh?
-es culpa tuya

Se rie con suficiencia mientras termina de secarse, cuando acaba se tumba a mi lado, coge un cigarrillo de su cajetilla y lo enciende, yo me giro hacia él y comienzo a hacer mi trabajo mientras el fuma placidamente ajeno a todo.

-¿a que no besas en la boca?
-mmmmmmmmm, no me gusta mucho -lo digo casi como disculpandome-

El mueve los hombros mientras expele el humo del cigarrillo, como si no le importase gran cosa, pero estoy segura de que le importa, me subo encima de él y beso su cuello con besos suaves y prolongados, desde el centro del cuello hasta el lobulo de su oreja, entre mis piernas, en mis muslos siento la dureza de su polla. Me siento a horcajadas encima de él, mando mi mano hacia atrás y acaricio sus testiculos, cojo su polla dura.

-vaya, tenias ganas

El apaga el cigarro en el cenicero mirandolo de reojo, después se queda mirandome mientras yo lo masturbo despacito. Su cara es el vivo reflejo del deseo. De todo lo bueno y malo que puede tener ser puta esto es algo que me gusta, ver que un hombre te desea, depende del hombre, claro, algunos te da asco que te deseen pero que se le va a hacer, son gajes del oficio.

Me coge con sus manos por mi cintura y trata de alzarme, casi puede conmigo que soy muy poca cosa, quiere metermela ya

-tranquilo... -le susurro con suavidad-

Bajo mi cuerpo y le doy un ligero beso en sus labios, acerco mi mano al neceser y cojo un par de preservativos, lo miro mientras trato de que mi rostro también muestre deseo, me muerdo el labio inferior, dejo uno en la mesita y el otro lo mantengo en mi mano, recorro su cuerpo con mis labios, hacia su polla, le coloco el preservativo y se la chupo. El hombre que va de putas y no quiere algo especial espera al menos que hagas bien, muy bien, lo basico: chuparla y dejarte penetrar en dos o tres posturas, terminando casi siempre en un misionero o tu a cuatro patas y eso es lo que hacemos, solo que él es comodón y ni se menea ni da trazas de menearse mucho, cuando me canso de chuparsela me subo encima, me la meto y muevo mis caderas en circulos, cuando llego al centro me alzo un poco sacando su polla y me dejo caer de nuevo, cada vez más rapido, cada vez más rapido, más rapido y veo en su rostro que está a punto de correrse, finjo un orgasmo, le clavo ligeramente mis uñas en sus pectorales, se corre como un bendito, yo aguanto un poco mi fingimiento, cuando salió la ultima gota de leche de su polla me tiro encima de él, con mis labios en su oido.

-me has dejado baldada, que bruto, ya decía yo que me gustabas

El no dice nada, sigue moviendo sus caderas arriba y abajo mientras yo voy sintiendo como su polla se va ablandando, la saco antes de que se ablande de todo, saco el preservativo y lo miro, como deleitandome

-mmmmmmm cuanta leche
-te gusta
-mucho, me gusta tu leche -lo digo anundando el condón-

Ni me gusta ni me disgusta, me da igual su leche, lo que me importa es que el condón no esté roto o cualquier cosa similar, le hago un nudo y lo tiro a la papelera. Voy al baño con el neceser, abro un grifo, que crea que me estoy lavando, el agua corriendo me dan ganas de orinar mientras me retoco el maquillaje. La ducha es tentadora. En el neceser tengo un gorrito de plastico, quizás haya suerte y el cliente no se quiera duchar conmigo. Salgo de la ducha con el gorrito en la mano.

-mira lo que tengo
-¿qué es eso?
-un gorrito de ducha ¿quieres ducharte conmigo?
-uf, se está tan bien aquí...
-¿te importa si me ducho mientras descansas?
-no, no, duchate

No está mal, me saco un rato las botas y me doy una ducha. No se por qué una ducha tras estar con un cliente me hace sentir bien, casi como si no hubiese existido ese contacto sexual con pago de por medio, como si hiciese de este acto algo más limpio, como si lavase de mi piel los cien euros que acaban de pagar por acariciarla, por follarme sin amor.

Salgo sin las botas y... ¡mi cliente está vestido!

-cariño... ¿tan mal lo hice? ¿no quieres repetir?
-no, no te lo tomes a mal, lo has hecho de maravilla, puedes preguntarle a la señora que cobra, siempre lo hago así
-pero has pagado cien euros y me fastidia que te vayas así
-bueno, te dije que te daba un regalito

Me abrazo a él y finjo suplicarle que no se vaya, le digo que creo que no lo dejé satisfecho.

-¿es por que no beso en la boca?
-jajajaja, ninguna besais en la boca, eso no me importa en absoluto

Trato de llevarlo a la cama de nuevo pero mi mente, a su manera, reza para que se vaya, se sienta a mi lado, se tumba, le hago arrumacos, desabrocho su camisa, el me abraza, casi parecemos dos novios, ella con ganas y él sin ninguna. Mira la hora y se rie.

-¿por qué te ries?
-me has puesto burrito otra vez y solo queda un cuarto de hora

Compruebo su paquete y efectivamente, está duro de nuevo. le desabrocho el pantalón y cojo el condón que queda en la mesilla

-me gusta como follas -le digo-

Quiero que esté excitado, tiene que correrse en un cuarto de hora, si me paso de tiempo me cobrarán seis euros más, no es que importe gran cosa en este caso pero es mejor que no. A veces te ves en esa tesitura, es mejor perder los seis euros y que el cliente repita contigo a ganarlos y se de sobra que pocas chicas hacen ésto, la mayoría hace rato que lo hubiesen dejado irse.

Lo monto y lo follo con fuerza, apretando mi coño en su polla, me gira y me folla él.

-¡Si! ¡si! ¡si! ¡más por favor! ¡más!

Suplico, grito, cierro los ojos y muevo mis caderas con fuerza, se corre de nuevo, miro mi reloj con disimulo mientras miento "¿como sigo yo trabajando ahora? que polla tienes hijo, me matas", él sale de encima mio y se saca el condón, se lo cojo sonriendo y lo miro, lo miro a él con picardía y lo tiro a la papelera. Faltan cinco minutos.

-cariño, que me van a multar
-que cabrones -dice mientras se abrocha el pantalón- con lo bien que follas deberian de felicitarte

Hago un mohín de disgusto mientras me pongo las puñeteras botas. Rapido el vestido, ya lo colocaré bien abajo, en el baño, el asunto es salir puntual de la habitación, antes de que Mami de dos toques, si puede ser que no de ninguno. Cierro el neceser y aún Mami no dio ningún toque, puedo despedirme de mi cliente con cierta calma, él está en la puerta esperandome, hasta parece un caballero y todo.

-venga corre -bromea- que te invito a otra copa abajo, que te enrrollas de puta madre.
-vamos, vamos...

Cuando salimos ya venía la Mami a darme el toque, la miro sonriendo a modo de triunfo, ella disimula y sigue caminando, la escucho meterse en alguna habitación por detrás nuestra. Dejo el neceser y bajamos al bar.

-Me esperas en la barra, voy al baño un momento
-si claro

En el bar hay algunos clientes, todos están con chicas ¿y Giovana?, me imagino que habrá hecho otro pase, no creo que siga con el cliente con el que subió. El mio bromea con su amigo

-¿Tu no follas o qué, marica?

Su amigo hace un gesto de fastidio, pienso que lo pillaron de rondón, a él no le gusta ir de putas pero hoy tocó, o se juntó con éstos dos por alguna otra razón, le pido en plan cariñoso que no se meta con él, que otro día le apetecerá.

-Que va, no sube nunca, solo viene con nosotros y se aburre aquí diciendo que no a todas.
-no es eso -replica- no me gusta pagar

Se hacen bromas los dos mientras yo trasiego mi copa, el chico que subió conmigo me anima a que lo provoque, a que lo excite sexualmente, le cuenta lo bien que lo hago yo en la cama. No me gusta ese juego y le pido que lo deje, le doy una caricia a su amigo en la cara y lo miro comprensiva

-¿tienes novia?
-si, si tengo
-es normal que no quiera subir entonces -digo mirando a mi cliente, sonriendo-
-bah, yo también tengo novia
-si amor, pero tu eres un toro, necesitas más sexo

El amigo se rie y pregunta ¿un toro?, vuelve a reirse

-éste es un golfo, que va a ser un toro

Entran clientes nuevos por la puerta, terminé mi copa y observo que las chicas están todas entretenidas con otros, no hay chicas para los nuevos, son dos señores mayores.

Me despido, cortes, del par de dos que están discutiendo sobre las bondades de ser fiel, un par de besos a cada uno y un susurro en la oreja del que subió conmigo: "me lo he pasado de maravilla", me da las gracias y me dice que ni la mitad de bien que se lo pasó él, me voy sonriendo de su lado hacia los dos señores que hablan entre ellos en la mitad de la barra.

Me acerco discreta, casi como pidiendo permiso, cuando se perciben de mi presencia llaman al otro camarero del que aún no se el nombre

-jodeeeer... material nuevo.

Vaya, "material", algunos necesitaban unas clases de saber estar, no se me borra la sonrisa. El camarero le da la replica, no le queda otra, en este negocio todos sabemos que paño cortamos.

-y material de primera, caballeros

Y ya que soy material como material me comporto, sin sentimientos, fria, los abrazo a los dos

-¿Y cual de los dos caballeros va a invitar a ésta mujer objeto a una copa?
-una copa dice... pues anda que no es cara una copa
a ver si me van a salir cutres
-a una copa y a diez -dice el compinche mientras pone sus dedos en mi barbilla y la gira hacia el otro- ¿no vas a invitar a esta criatura a una copa?
El otro pone gesto de no tener muchas ganas
-¿que sueles beber?
-el material de primera calidad, como yo, suele tomar champán del caro

Silban los dos, el camarero me mira y afirma con la cabeza, no me equivoqué, dos abueletes dispuestos a gastarse la salud, miro rapido por el bar buscando a alguna chica que pueda apoyarme, están todas ocupadas.

-¿Alguien como tu no tiene amigas o quieres todo el champán para ti sola?

Miro al camarero, su gesto es claro "todas ocupadas", hasta las rumanas, supongo que habrán subido con algún cliente. Una brasileña que está tomando una copa con un cliente se separa de él y me mira, comprendo, no va a sacar más de él y vendrá para aquí, sonrio mirando hacia ella aprovechando una estupidez que dice alguno de los dos abuelos. No se ni el nombre de la brasileira para presentarla, la veo caminando como quién no quiere la cosa, ya se despidió del chico con el que estaba, Le digo a los abuelos que les voy a presentar a una amiga, que seguro que les gusta, uno me advierte: "tiene que ser tan guapa como tu, si no nada". ¡que te den! tu lo que quieres es carne joven, te follarias a una escoba con patas mientras tuviese veintitantos -pienso para mi- camino unos pasos y hablo con la brasi al oido

-creo que son buenos clientes
-son -afirma- eu conhezo eles
-ven conmigo entonces ¿como te llamas?
-Natalia

Nada más llegar Natalia ya se agarró a uno de ellos, es más alta que él y el pobre abuelo está bizqueando con la exhuberancia carioca que tiene delante del rostro. Tras las presentaciones pregunto:

-A que tan buen material merece una celebración adecuada
-Jose -me acabo de enterar del nombre del camarero más mayor- lleva champán a nuestro reservado, pero del bueno eh

Me da la risa tanta presuntuosidad "nuestro reservado", bueno, eso indica que son asiduos, deben de ser gente de mucho dinero, los trajes van de mil seiscientos euros para arriba. Lo del champán del bueno ya se sale. Normalmente en los clubes hay Codorniú y Freixenet, éste ultimo es el champán del bueno, supongo que como es dorado cobran más cara la botella.

¡oh sorpresa!, a pesar de la zafia apariencia del dueño el camarero trae Moet ¿ésto a como lo cobran? ¿que me llevo yo?, nadie me dijo nada.

-me disculpan un momentito por favor, vengo ahora...
-claro, claro hija, ¿como no te vamos a disculpar?, pero vuelve eh

Voy hacia el camarero y antes de llegar ya puedo casi leer sus labios, Natalia y yo repartiremos trescientos euros de cada botella, me lo confirma cuando llego a su altura

-¿no te lo habian dicho?
-no
-bueno, es normal, eso solo lo beben ellos dos, luego te cuento

Cuando vuelvo a junto de ellos veo que Giovana y su cliente acaban de bajar y van hacia la barra, ¡que perra!, subió con el otro por que sabía que pagaba más tiempo. No se de que me quejo, yo hubiese hecho lo mismo.

Me agarra del brazo, sin brusquedad

-Si esos dos quieren más chicas avisame, te vas a llevar una plata muy grande
-si claro, no te preocupes, te llamo
Me habla rapido y al oido
-tira todo el champán que puedas a la maceta que hay en el reservado, cuanto más tires más pedirán, hazte la borracha dentro de un buen rato, no creo que suban, a veces lo hacen pero no creo.
-gracias Giovana, si quieren más chicas te llamo
-voy a cenar rapido, le diré a Jose que os ponga algo de picar, al menos así tu y Natalia comereis algo.
-gracias

Y Giovana va con su cliente mientras a mi me salta el corazón dentro del pecho, menos mal que las plantas de las macetas de los clubes son artificiales, que si no iba a acabar mal la pobre.

Me siento al lado del abuelo que me dejó Natalia, pero el que está con ella aprovecha para catar carne

-que bien te quedan esas botas -dice mientras da unas palmaditas en mi muslo-

Yo me hago la estrecha y hago como que no quiero, ellos rien y bromean sobre que salí algo monja, me van a pervertir.

10.01.2006

3.- Mercadillo en el Tucán.

Estoy sentada mirando hacia la chica de la maquina de discos. ¡Qué horterada! ¿a qué hombre puede gustarle semejante cardado-pelo-paja?, la chica es exhuberante no cabe duda, una imitadora de Pamela Andersson de septima categoría. El fotógrafo debe ser insuperable en creatividad ¿donde venderán esas cananas de balas para ametralladora?.

Sobre el mostrador hay un falso techo de escayola, apenas se ven debido a la poca luz existente, pero aún están ahí los adornos de navidad ¿de qué navidad serán?.

Entra un hombre con un maletín grande, negro, va muy bien vestido. De pronto el Tucán es un ir y venir de chicas hacia él, solo permanecemos sentadas Giovana y yo, ella me mira, yo hago que no me doy cuenta. Las chicas comienzan a subir a las habitaciones y a bajar con dinero que le pagan y él les va dando recibos, a algunas les entrega un recibo, a otras la cajita con la correspondiente joya que le compraron tiempo atrás. Venden a plazos, si, pero la chica tiene que fiarse, le vas pagando y cuando le has pagado todo te da la joyita correspondiente. El hombre tomó posesión de una mesa en un reservado y allí hace sus intercambios de joyería. Me fijo de reojo en Giovana, va cargada de oro, anillos en casi todos los dedos y una medalla que seguro tiene la imagen de algún hijo.

-¿A las españolas no les gustán las alhajas? -me pregunta-
-supongo que a algunas si y a otras no
-¿a vos?
-ni fu ni fa, cuando veo alguna bonita la compro pero tampoco es que me pierda por eso
-Rafael tiene cosas bonitas
-puede
-cuando voy por la calle no suelo ver a las españolas con mucho oro, en Colombia nos encanta
-no lo se, nunca estuve allá. Es tu hijo, -pregunto señalando el colgante de su cuello- no lo veo bien
-noooo cariño -me lo muestra cogiendolo entre sus dedos-

Es una cabeza de serpiente mostrando sus colmillos grabada sobre una plaquita de oro. Supongo que nota mi cara de extrañeza:

-Tu llevas un puñal, yo una serpiente -me dice con cierta sorna-

No queda otra que sonreir.

Decido acercarme al vendedor de joyas, por curiosidad y por matar el rato más que nada, no creo que de momento me vaya a hacer rica con la clientela que va a entrar. En un club las dos primeras horas son practicamente muertas, solo entra algún que otro cliente más despistado que otra cosa, gente que va en ruta y decide hacer una parada, a veces ni para follar, simplemente por tomar algo viendo carne y caras bonitas, muchas veces acercarse a ellos es más perder el tiempo que otra cosa.

Muchas chicas ya terminaron sus transaciones con el vendedor de joyas y le piden a los camareros alguna copa, combinados más o menos fuertes: vodka con lima, whisky con ginger ale, bacardí con limón... Las brasileiras envuelven su copa en una especie de posavasos que, con las dobleces adecuadas, confeccionan con una servilleta y sujetan la copa justamente por él. A alguna le pregunté el por qué, a tres o cuatro, todas respondieron lo mismo: e chique. No lo hacen por la gran utilidad que eso pudiese tener, supongo que lo vieron en alguna telenovela y les parece eso: chic. En general las sudamericanas que trabajan en éste negocio carecen de una gran cultura. Cuando no son analfabetas suelen leer mal, escribir peor y su nivel de estudios no va mucho más allá de la primaria nuestra, hay excepciones pero pocas. Sin embargo casi todas éstas chicas aparentan todo lo contrario pero casi siempre por sus ademanes, gestos, uso de las palabras adecuadas. Generalmente el hombre que acude a un lugar como el Tucán no viene a que disertemos de metafisica, de algebra o de nanotecnología. Viene a lo que viene, a distenderse o a follar, así que no es dificil disimular la falta de cultura y conocimientos, con ser educada es más que suficiente. A veces viene algún pedante que trata de deslumbrarnos con sus conocimientos sobre los más variados temas, con saber escuchar y hacerse la interesada basta, eso y no otra cosa, creo que es lo que busca el pedante que acude a puticlubes. Recuerdo hace tiempo en un club extremeño fronterizo con Portugal, un portugués hablaba a gritos contra los españoles, venía a decir más o menos que España toda había pertenecido alguna vez a Portugal, el pobre idiota debió de dar con una de las pocas brasileiras medio instruidas (o que le gustaba leer) y la chica -por lo que contó después- le comenzó a llevar la contraria razonadamente, el cabrón ignorante terminó mandandola a la mierda con toda la mala baba del mundo. Acabó en la calle con una patada en el culo, lo echaron los camareros. No es bonito ponerse a gritarle en un club a una chica que es una puta de mierda y otras lindezas, debido a las cuales sus conocimientos sobre historia son nulos. El caso es que así van las sudamericanas, con detallitos como el del posavasos y otros muchos conquistando a unos y a otros, sintiendose por escasos minutos las reinas del glamour. Al principio, cuando comencé a trabajar en clubes de carretera me preguntaba de donde sacarian esos detalles "chics", las poses, sus formas de hablar, de ladear la cabeza, de fumar, de sentarse, no tardé mucho en descubrirlo: de las telenovelas.

Algunas chicas siguen con sus copas, pidiendolas o tomandolas, lo hacen para animarse, a muchas se les hace dificil comenzar a trabajar sin "coger el puntillo", alguna que otra va al baño, no son pocas las que se meten algún que otro pericazo a lo largo de la noche.

El joyero se da cuenta de mi presencia mientras miro sus muestrarios, no hay nada que me interese, trae lo tipico, un montón de piezas bonitas, muchas de ellas realmente delicadas pero nada del otro mundo, también trae algunos cordones y esclavas para hombres, suelen comprarlas los propietarios de los clubes, algún que otro camarero o nosotras mismas para nuestras parejas aunque estilamos más el sello con unas iniciales. Yo nunca compré nada para ninguna pareja, aún no conocí a nadie que merezca semejante atención por mi parte.

Me pregunta si desearía alguna cosa, le digo que no, que solo curioseaba, se extraña de encontrar una española, charlamos de alguna trivialidad y me pregunta por el puñalito que llevo al cuello, le digo que es una baratija y enseguida me pica

-sería muy elegante en platino

En un vendedor de club no hay cliente, ellos son como nosotras, van a lo que van, a hacer dinero, la oferta y la demanda, así que...

-Serias tan cutre de recomendarme está mierda en tu joyería
-Bueno mujer, a tus compañeras...

Me voy sonriendole, he visto entrar a dos clientes... se me adelantaron unas brasileiras. Creo que Giovana se dio cuenta de mi cara de fastidio, cuando vuelvo a sentarme junto a ella me explica:

-No te preocupes cielo -dice con retintin-, no te perdiste nada, son vendedores de ropa

El joyero ya está saliendo por la puerta, al pasar a mi lado aprovecha para tocar carne, me da un par de palmaditas en la rodilla y me susurra para que no lo escuche Giovana

-Para ti haría la gargantilla más bella y delicada que pudiera verse en el mundo, quedaría preciosa en ese cuello.
Sonrio y pregunto:
-¿gratis?

Se va sonriendo.

Casi todas las chicas están en un reservado, uno de los vendedores de ropa fue a por dos bolsones inmensos de género, hay un gran jaleo. No es ropa normal, es ropa que decimos nosotras "de trabajo", suelen traerla de Brasil: minivestidos, tangas o bikinis en color fosforito, minfaldas, tops... Ropa con la que no se puede, bueno sería mejor decir no se debe, de ir por la calle, a no ser que quieras hacer que los albañiles se caigan de los andamios. Ni me acerco, no me cabe ni una pieza de ropa más en la maleta y la tengo practicamente toda nueva, seguro que si me acercase terminaría comprando algo y además... ahora si entran tres hombres y Giovana se les está acercando contoneando las caderas, supongo que no los querrá todos para ella.

Creo, por lo que he visto, que Giovana no tiene muchas amigas en el club, no se por qué, pero tampoco es plan de meterme a lo bestia detrás de ella en brazos de alguno de los chicos. Me coloco cerca, es mejor esperar a que ella me haga una indicación, una mirada, o que al menos alguno de los chicos me mire. No es bueno pisar el terreno de otra chica por las bravas y menos el de una tia que lleva como amuleto la cabeza de una serpiente con ganas de morder.

9.18.2006

2.- Ambientandome.

La mami me lleva a un cuarto que según me dice es la oficina del jefe, parece más bien el salón de los horrores, está lleno de objetos que supongo le traen algunas chicas o compra en sus viajes, a cada cual más hortera: una figura antropomorfa tallada en caoba que representa a algún tipo de indigena, dos máscaras que parecen ser de un brujo de alguna tribu africana, un conjunto de arco y flechas que supongo recuerdo de su estancia en algún país ecuatorial, un ordenador con el teclado lleno de polvo y un montón de cds, algún papel sobre la mesa. La mami me extiende una ficha blanca

-Ya sabes como va ¿no?

Asiento con la cabeza y sonrio, le pido un boligrafo y comienzo a rellenarla.

Se que éstas fichas van a parar a los cuarteles de la Guardia Civil o comisarias de la Policía Nacional pero la verdad, me importa bien poco, hasta ahora nunca puse mi verdadero nombre ni mis apellidos, supongo que son una forma de control como otra cualquiera y que si un día ven algo raro investigarán pero no creo que vean nada extraño en un nombre tan inocente como el mio, siempre pongo el mismo, y el mismo número de carnet de identidad, antes me lo inventaba, con internet descubrí una página que me lo da inventado, con numeración y letra coincidentes. Nunca tuve problemas con esto y espero no tenerlos. Esto ya lo hice un montón de veces, aún así siempre me pongo nerviosa, supongo que tengo cierto miedo a que la mami o el propietario de turno me pida el dni, pasó una vez y no me quedó más remedio que poner mis datos verdaderos, no pasó nada del otro mundo, solo estuve preocupada unos cuantos dias hasta que un picoleto me dijo lo que ya conté, que a no ser que ocurra algo extraño esas fichas van directamente a un cajón, como mucho miran las de las extranjeras.

Generalmente un club de alterne es un hotel, un curioso hotel donde solo nos alojamos las putas, si la policia hace una redada sancionará al propietario por tener alguna que otra extranjera ilegal trabajando allí, él recurrirá la sanción alegando que lo que tiene es un hotel con discoteca o pub y que no es quien para controlar al personal que va o viene en su hotel. ¿Qué las chicas andan muy ligeras de ropa? ¿y qué? ¿donde hay una ley que prohiba vestir así?.

Vuelvo a mi habitación y continuo colocando mis cosas, ahora ya tranquila, sin la mami fisgandome la vida. Cuando termino compruebo de forma rutinaria todo el cuarto, es una manía como otra cualquiera, no hay ningún temor pero me gusta saber que todo está limpio y funcionando. Si tengo que reclamar algo, pedir que me cambien de cuarto o que me arreglen tal o cual cosa ahora es el momento, incluso es buen momento para irme si las cosas no están a mi gusto. Está todo en orden.

Los clubes de alterne no son buenos lugares para ser descuidada, hace ya un tiempo en uno que trabajé, hubo un registro de la policía, a una chica africana le encontraron veinte gramos de cocaina detrás del espejo del baño y se la llevaron, supongo que la metieron entre rejas, no la volví a ver, se desvivía jurando que la droga no era suya mientras la llevaban arrastras, que ya estaba allí. No hay nada raro tras el espejo del baño, ni tras las mesitas, ni bajo el armario. En un club del que me fuí como alma que lleva el diablo tras un bonito espejo de pared había una cámara de circuito cerrado, lo descubrí sin querer. Una compañera me había pedido un bote de perfume, se lo pasé lanzandoselo con suavidad por encima de la cama, no se como ella no lo cogió y golpeó el espejo haciendolo trizas, detrás había un agujero con la cámara de circuito cerrado, al mirar por el reverso del espejo se veía todo, lo que para mi era un espejo para los propietarios era un cristal. Puse a parir al matrimonio propietario de aquel club y me marché. Mientras yo hacía eso no paraba de escuchar ruido de cristales rotos en otras habitaciones, cuando salía por la puerta bajaban un montón de brasileiras, africanas, latinas y una portuguesa gritandoles de todo, menos bonitos, a los dueños, no se en que terminó la cosa. Es normal que se pongan cámaras de circuito cerrado en las habitaciones donde trabajamos, simplemente por nuestra seguridad, pero en las nuestras... ¿de qué?.

Hoy no voy a trabajar, no puedo ir a trabajar el primer día con estos pelos y ésta cara de cansancio, además, la noche es dura y puede hacerse muy pero que muy larga. Si eres nueva en un club tienes que dar la mejor impresión posible el primer día, la voz se corre enseguida entre los clientes de la zona: "hay una morenita que..." "la morenita es una maquina...." "la morenita tiene unos ojos preciosos...." y "la morenita esto" o "la morenita lo otro". Si estás hecha un adefesio la voz se corre también.

Salgo y le digo a la mami que necesito ir a la peluquería, si me puede decir donde hay una buena

-¿No vas a trabajar hoy? ¿sabes que tendrás que pagar igual?
-Si mami, no se preocupe, pero hoy no trabajo ¡mira como estoy de asquerosa!

A pesar de que le insisto para que no lo haga ella llama a una peluquería a donde me cuenta que va para pedir cita.

Le pregunto si el Tucan tiene algún taxista que le sirva, me da el número y me dice que lo llame, que diga que es para el Tucan. Normalmente los clubes tienen a algún taxista que les hace precio, fundamentalmente éstá para recoger y llevar a las chicas que viven fuera de los clubes, también traen pedidos urgentes, un medicamento, por ejemplo. Hay taxistas que también pueden traer unos gramos de farla, un poco de hachis, todo depende del dueño. Dios los cria y ellos se juntan.

Mientras espero al taxi me acerco a las chicas que están en la piscina. Antes he visto a una con el pelo muy bonito, cuando le pregunto si me puede decir a que peluquería va me responde con ese bonito deje colombiano

-¡ay mi amor!, por ahí, que se yo que ni me acuerdo...

Que hija de su madre, tarada envidiosa, vete a la mierda con tu joder suave -pienso- sonrío y le pido disculpas

-pensé que habias ido a alguna peluquería de ésta ciudad, disculpame.

Salgo de allí.

Una brasileira sale del recinto de la piscina, me mira y me hace señas para que me acerque, me dice que no le haga caso a la Mami, que me manda a junto de una amiga que me destrozará el pelo, lo mejor es que vaya a la peluquería de El Corte Ingles, es donde fue la colombiana. Le doy las gracias.

-Não acredite nesa mulher
-¿en la mami?
-nem na mami nem na Giovana

Supongo que Giovana es la colombiana y supongo también que se llevan mal la brasileira y la colombiana, claro que también es posible que la brasileira se lleve mal con todas.

Me monto en el taxi, el taxista me saluda simpatico, es un chico joven y parece agradable, correspondo al saludo y se extraña de que sea española

-ya ves, alguna tiene que haber de ésta tierra
-si, solo que es raro, hace siglos que no veía una de aquí

Me pregunta de donde soy pero le miento, tampoco tiene que saber mi vida. Le pregunto si conoce alguna peluquería, me asegura que puede llevarme a varias buenas pero caras

-¿Conoces a la que va Giovana?
-Si claro, va a la de El Corte Ingles

Me lleva, le digo que no me espere, éste servicio tendría que pagarlo yo y tardaré un rato, volveré al club con otro taxi.

-Si quieres me llamas eh, vengo a recogerte sin problemas.

Claro hijo, sin problemas y pagando, me gusta repartir el dinero y la puerta del centro comercial está llena de taxis.

Cuando llego al club ya abrieron, entro por detrás y están preparando la cena, les pregunto si hay algún sitio para poder asomarme a echar una visual, un freganchín me muestra con la cabeza una puerta, la entreabro y están las chicas y un par de camareros, debe de hacer poco que abrieron.

Subo. La mami está ya en su puesto con la caja y la TPV listas para comenzar a funcionar, lleva puesto una especie de uniforme que me resulta bastante curioso, parece el de una azafata, azul marino con botones dorados, tras el mostrador no veo si lleva pantalón o falda, también lleva un corbatín negro. Esto seguro que lo vio el dueño del club en un avión y le pareció superfashion y ahí está la mami vestida de esa guisa

-¡que pena que no quieras trabajar hoy! ¡estás preciosa!
-voy a trabajar, si me canso de noche paro y me vengo a dormir
-si cariño, mejor, siempre es mejor que no hacer nada, así aprovechas unas horas.
-¿y ese uniforme tan bonito?

Resopla y mueve la cabeza

-ideas que tiene el amo. Ve a vestirte anda, si quieres trabajar pronto empezarán a llegar los clientes.
-supongo que el local tiene luz negra ¿no?
-claro -me responde guiñandome un ojo-

Me pongo las botas "de mosquetera" blancas y un minivestido de licra a juego, blanco también, en la espalda una cinta del mismo color dibuja un zigzag, dudo si ponerme los guantes, mientras lo pienso me maquillo, los labios rojos, muy rojos, me pongo un colgante de bisutería, es un puñalito plateado colgado de una cadena, al final me pongo los guantes, no son unos guantes exactamente, solo cubren mis antebrazos hasta un poco más arriba del codo enganchandose en el dedo medio por un cordelito. En el neceser hay de todo, aún tengo un buen montón de condones mios, no me gusta usar los que te dan en las casas, suelen ser de esos del todo a cien y la verdad, yo estaría muy preocupada follando con condones chinos, prefiero gastar un poco de dinero y trabajar tranquila. Está también el strap y un vibrador más pequeño. Hay clientes que aún son medio virgenes y no es cosa de cebarse en ellos. Está el maquillaje, toallitas humedas, klinex, vale, todo bien. Respiro hondo antes de salir de la habitación. Tengo que volver a entrar, se me olvidaba el pintalabios que me he puesto, no es cosa de bajar después de un "servicio" a por él ni volver al pub con otro color de labios, puede que un cliente se fijase precisamente en tus labios y esté esperandote, no conviene desilusionar a quien te puede pagar.

La mami me ve pasar

-Cuando subas con alguno no te equivoques, tienes que ir para el lado contrario, no lo vayas a llevar a tu cuarto
-ya estás tu ahí para recordarmelo, mami

Entro en el bar por una puerta que da al interior de una barra, el camarero más proximo, un señor mayor, fuerte y con la cabeza afeitada, me indica amablemente donde poner el neceser y me piropea:

-¡jodeeeeer! ¡que se persigne cristo! ¡vas a hacerte todos los clientes tu sola eh!

Pregunto si no hay clientes, no veo a ninguno

-Tranquila, ya llegarán, te vas a hartar de clientes ¡Fran, has visto a la nueva!

Berrea a su compañero. sonrio fingiendo algo de timidez. Solo quiero que se calle esa bocaza, todas las chicas me están mirando y no me gusta esa situación. Salgo de la barra y me ofrece algo de beber, tengo derecho a dos copas de la casa, le digo que tomaré algo más tarde.

Casi todas están sentadas en unos taburetes que hay para ellas, alejados como un par de metros de la barra, busco uno libre para sentarme y vaya puñetera casualidad, los únicos dos que hay libres están a un lado y al otro de Giovana, hay que ver que cariño le tienen a ésta chica.

Camino hacia ella, seria, altiva, con el pelo arreglado en el mismo lugar que ella. No baja su mirada, yo tampoco. Mientras giro sobre mis tacones para sentarme en el taburete le sonrio mientras la observo

-me gusta como te dejan el pelo en el sitio que vas -le digo tratando de no mostrar ironía o burla-
-a vos también te lo dejaron lindo

Sonrie como si me desease todo el bien del mundo. Estoy segura de que le encantaría que mi taburete se rompiese, a mi también me gustaría que le ocurriese lo mismo, las dos nos removemos en nuestros asientos. La brasileira que me aconsejo lo de la peluquería está un poco más lejos, con otro grupo de compatriotas suyas, mirandome, una le comenta algo y ella sonrie mirando para mi. Yo decido mirar para la chica desnuda que sale en la pantalla de la maquina de discos, debe de ser la única en todo el club que no está deseando que se me rompa el tacón de una bota... o el taburete y que me rompa una pierna.

9.08.2006

1.- Llego al Tucán

Ya llevo unos añitos trabajando en clubes de alterne. Si, esos que ves con sus neones horteras cuando pasas por la carretera, neones sugerentes que te tientan a parar, a entrar, a contemplar la carne expuesta al mejor postor. No paras claro, tu nunca paras, al menos... eso es lo que cuentas, así es como mientes: a tu mujer, a tus amigos, a ti mismo. ¿Cuando estuviste por última vez?, ¡ah, si! con aquellos amigos que te te llevaron, fuiste por compromiso, claro.

Hoy a la tarde me trajo el taxi desde el aeropuerto. Muy profesional el taxista, le pregunté si conocía el Tucán. Yo tenía la dirección en el bolso pero para que sacarla, los taxistas conocen casi todo y si hablamos de burdeles los conocen todos, no hay fallo. Por la circunvalación de la ciudad comenzó a hablarme, no me gusta que me hablen los taxistas, menos aún si llevan puesta la COPE. Los taxistas deberian de preguntarte al subir que emisora o cedé deseas escuchar, si es que quieres escuchar algo, claro. ¿por qué tengo que contarle mi vida a un tipo que escucha la COPE sin que me pague nada?, si me paga puede darme una misa tridentina y hasta la escucho con devoción, pero aquí pago yo. Que se limite a llevarme, o como mucho que me diga un "bonito día, ¿verdad?".

-¿Llevas mucho tiempo en eso? -preguntó mirandome por el retrovisor del vehiculo-
-¿en qué?
hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa ironica.
-Ya sabes, en eso... en la prostitución
la palabra prostitución se le atrancó en la garganta, pareció que no quería salir
-¿en la prostitución? ¿quién le dijo que soy puta?, soy policía, conduzca y deje de mirarme por el retrovisor que vamos a tener un accidente.

Mano de santo, no volvió a abrir la boca, hasta cuando me cobró le costó articular las palabras. Supongo que no se creyó semejante tontería, pero al menos me dejó tranquila. Vi como se alejaba por la explanada que hay frente al Tucán camino de la carretera.

Allí estaba yo de nuevo, otro club distinto y siempre el mismo, otro personal distinto y siempre el mismo, hombres distintos y siempre los mismos y otras compañeras distintas y siempre, siempre, siempre las mismas, con las mismas historias de siempre, las mismas manias de siempre y las mismas querencias de siempre. Yo también, como siempre, en la puerta de otro club, con los brazos en jarras y una maleta roja a mis pies mirando hacia el alero del tejado, mirando hacia todos los lados. De pronto se me antojó, que allí, en medio de la nada, media humanidad me miraba, y la culpa la tenía la maleta roja que estaba a mis pies, no se por que pensé que una maleta negra hubiese sido más discreta si todo es discreto en medio de nada. El día era diafano y la vista se perdía en el horizonte de campos de cereal, a los bordes de los campos había cientos de amapolas que se mecian con el viento junto a las espigas, volví a mirar la maleta y ya no me pareció tan estridente.

Desde el día en que un tipo pagó por mi virgo tengo algo metido en el subconsciente: ese día la palabra PUTA apareció en mi frente, todos pueden verla menos yo, yo solo la veo en sueños. Me veo caminando por las calles, en mi frente está esa palabra y todos me miran. Los que llevan niños consigo huyen despavoridos o les tapan los ojos. Los niños no pueden acercarse a mi, yo nunca podré tener un hijo, en mi sueño está prohibido, las putas no podemos procrear, solo podriamos procrear un hijo de puta. A veces me despierto angustiada. Me tomo una dormidina para volver a conciliar el sueño. No deberiamos de soñar cuando dormimos, si nos creó un Dios eso fué una gran faena, una broma de mal gusto. Nuestra mente acumula cosas que nos asustan y angustian y te las dispara a bocajarro en cualquier momento.

Busqué una entrada al club tirando de la pesada maleta ¿como puede pesar tanto un poco de ropa?. En Heat, Robert de Niro, dice que él no puede tener nada que le impida salir huyendo rapidamente, tendría que seguir yo esa maxima. Al girar detrás de unos setos que hay a la derecha del edificio se llega al aparcamiento del Tucán, los setos como siempre, resguardan los vehiculos de los clientes de miradas indiscretas, si sigues caminando vas a la parte de atrás, es un edificio rectangular de dos plantas, con tolditos rojos en algunas ventanas y uno grande en la puerta. Sobre la puerta se perciben apagados los neones que forman un tucan y debajo la inscripción también en neon: Tucán Club. Al fondo del solar de grava se ve un depósito de butano y hay otro grupo de setos altos que forman un rectangulo, que impide ver algo que hay allí. En el interior del rectangulo escucho risas femeninas y me acerco, asomo la cabeza y todas callan, todas se fijan en mi, enmarcada ya en una puerta en arco que forma el verdor del seto. El "olá" resuena en varias bocas.

-¿Todas brasileiras? -lo pregunto haciendome la timida, a modo de saludo, como que estoy cortada-
-¿é uma nova?
Se forma una algaravía, todas preguntan a la vez y todas afirman a la vez, en su idioma: "¿venía una nueva?" "si me lo dijo tal..." "no sabía que venía una nueva" "¿por qué tiene que traer más chicas?" "¿es española?" "no se, será colombiana"... La llegada de una chica a un club siempre es vista por las que ya están en él con cierto recelo, nadie sabe nada de ti, ni si eres buena o mala persona, ni que maña te das con los clientes. Supongo que pensamos en los clientes que nos quitará esa nueva.

-Si vengo nueva, quería saber si está el encargado o el dueño
Una mulata, me indica con la cabeza que vaya al edificio, que allí estará el cafetao. La mulata parece una extraterrestre, todo en ella me resulta antinatural. Creo que fue a una peluquería con una barbie en la mano y les pidió el mismo peinado que el de la muñeca. Supongo que va de Tormenta por la vida.

Llamo a una puerta de lata, parece la puerta de una nave industrial y me abre una mujer con una bata verde, supongo que será alguna limpiadora, menos mal que ésta si habla español. Me hace pasar y llama al dueño, la puerta da directamente a las cocinas.

El dueño da pena de lo hortera que es, unos zapatitos castellanos en un pie demasiado pequeño para un hombre, calcetines blancos que se ven bajo el dobladillo de un vaquero demasiado corto, unas piernas que parecen muy debiles sostienen un torso deformado por una prominente barriga cervecera que está recubierta por una camisa floreada en colores chillones, lleva oro en casi todos los dedos y un par de cordones, también de oro, al cuello. Hace tiempo que se quedó calvo y supongo que fue cuando decidió dejarse esa ridicula melena a los lados y por detrás de la calva. Supongo que creerá que así está guapo. Seguro que se beneficia a dos o tres chicas del club. Que bobas somos algunas, creo que al dueño de cualquier club le cobraría cuatro veces más que a cualquier cliente, pero siempre hay alguna que intenta ligarselo, por la razón que sea, supongo que por el dinero, por conseguir cualquier favor, no lo se, siempre hay alguna dispuesta para ellos.

A modo de bienvenida pretende darme dos besos, adelanto la mano y no le queda otro remedio que darme solo eso, la mano, su saludo me resulta viscoso, dura solo un instante pero tengo la sensación de estar sujetando la mano de un reptil, me deja la mia toda sudada. Grita por la mami que también grita desde algún lado del edificio, a gritos le pide que venga para acompañarme a la habitación.

La mami saluda con un ritual "hola ¿como te llamas?", le digo que soy Miriam. Se rie yo también, las dos sabemos que ese no es mi nombre, hace meses que no escucho a nadie pronunciar mi verdadero nombre.

Tiro de nuevo de la pesada maleta hasta la que será mi habitación durante el tiempo que desee estar en el Tucan. La habitación es agradable y no cabe duda de que goza de muy buenas vistas, en kilometros a la redonda solo se ven campos de cereales salpicados de algunas casitas que supongo, serán utilizadas por los campesinos para guardar sus aperos, están medio ruinosas así que no creo que viva nadie por allí. Comienzo a preguntarme si no habré metido la pata yendo a aquel lugar, a veces las compañeras te hablan de lo bien que funciona un sitio determinado pero ya no funciona, funcionó. Al menos la habitación es aireada, le da el sol y está limpia.

Mientras coloco la ropa en el armario la mami comienza a explicarme, de carrerilla, los horarios de las comidas, de apertura del club, los derechos que tengo y como no... lo que tengo que pagar diario, las multas... yo solo tengo una cosa en la cabeza

-mami, ¿en este club se trabaja?
Lo pregunto de sopetón mientras miro el campo sin pueblos a través de la ventana que da a un pequeño balcón. La miro y creo que nota en mi cara la desilusión, sonrie amable
-En este club como te descuides te va a hervir el coño, cariño

Sonrío más tranquila. Generalmente las mamis fueron putas, si hablan así de claro no te mienten, lo malo sería que hubiese comenzado a poner peros o a decir cosas como "algunos dias" "por la semana no pero los fines de semana mucho". La mami tiene que poner velas a Dios y al Diablo, tiene que llevarse bien con las chicas, con los clientes, con el personal de la casa y con el dueño, demasiada disparidad entre todos y ella tiene que capear el temporal como mejor pueda.

-Ven -me pide más que ordena- vamos a rellenar la ficha y a que te enseñe el club.