11.30.2008

10.-Las dos polacas

Le dejé, casi exigí que me comiese el coño. Al principio se quería negar, supongo que le daba cierto reparo comerle el coño a una puta, pero a la vez era un pelele en manos de una mujer

-¿No quieres ponerme a mil por hora? -le dije mientras lo agarraba del cuello y lo empujaba para que se pusiese de rodillas ante mi-
-vamos, vamos... tranquilo... -le dije mientras se iba arrodillando- matame de gusto

Y senti su lengua, torpe al principio, más hábil al pasar un minuto, sentí su aliento, sus besos, en mis ingles, noté el frescor de su lengua en la raja de mi coño, la punta de su lengua jugando en mi clitoris. Agarré su cabeza con fuerza, apretándola contra mi sexo.

Me miraba en el espejo grande que había sobre la cómoda, me veía allí, con mis botas altas puestas, desnuda, mi pecho erguido, mis pezones duros, y el hombre allí postrado, como un perro, comiéndome, dándome placer. Me sentí poderosa. Cuando me corrí en su boca se levantó, tenía los morros llenos de mi flujo, se los limpié con la mano. Me faltó poco para decirle que parecía un puerco babeado. Su polla estaba que reventaba. Lo tumbé en la cama y le coloqué el condón, subí encima, me moví exactamente dos veces y... se corrió.

Estuve tentada a pasar de él, darle prisa y joderle parte de los ciento veinte euros que había pagado por una hora, no había pasado ni un cuarto, a semejante niñato si le dices que aire, comienza a pensar que está entre gente peligrosa y sale con las orejitas bajas. Me dio pena, me tumbé a su lado diciendole palabras cariñosas y que lo había hecho muy bien, mientras, jugueteaba con su polla.

Se le puso dura otra vez y dejé que me follase, yo gemía y jadeaba, como si estuviese disfrutando del mejor polvo de mi vida. Lo recuerdo bien, mientras me estaba follando yo pensaba en que tenía que hablarle a Toño sobre como iba lo de las salidas, un cliente hacía unos días me había dicho que me llamaría para salir con él toda la noche, no era cosa de dejar al azar el asunto, una salida puede ser peligrosa, conviene que el personal del club tenga idea de con quien vas y más o menos a donde. Cuando me di cuenta el niñato del mercedes ya había llenado el condón de leche.

-¡Ay! -me queje- la tienes demasiado grande para mi, no se si podré seguir trabajando
-si, eso me dicen muchas -respondió ante mi asombro el pollacomoda-

Era evidente que solo se tiraba a putas, como yo, a todos los tios les decimos que la tienen grande.

Bajamos y me despedí de él, había más clientes por el club y tocaba rondarlos. No hizo falta.

Hacía un par de días que habían llegado dos polacas, rubias, altas y muy guapas. Las dos estaban con un cliente al que tenían embobado y camelandolo para subir con las dos. Ocurría que el cliente quería subir con ellas en la creencia de que eran hermanas pero... también me quería a mi con ellas.

Una de las dos polacas vino con bastante escandalo y urgencia a decirmelo, que tenía que subir con ellas y el cliente.

-¿Qué quiere hacer con las tres? -pregunté-

Lo normal es que algunos clientes quisieran subir con dos pero ¿con tres? me resultaba un poco raro.

-¿qué te follemos con vibradores? -me dijo con su acento polaco-

Vale, no hay problema, solo aclaré que no hago lésbicos fingidos. Lo normal entre putas es fingir el lésbico, hacer el paripé, por ejemplo haces que besas o lames pero cierras los labios y pasas la punta de la nariz o cosas así. Soy bisexual y lo único que no hago con una tía en un club es comerle el coño, pero por mera precaución ante enfermedades de transmisión sexual, el resto lo quiero todo y a veces hasta lo disfruto. Además, no me gusta que el cliente se de cuenta y monte la de Dios es Cristo, que encima quedas como una estafadora.

-No te preocupes, solo quiere que nosotras te follemos con vibradores -volvió a repetirme-

Me acerqué al cliente, curiosa, y le inquerí, amable, sonriendo, sobre el por qué de ese empeño en que yo fuese follada por las polacas. El cliente tenía bastante fantasía en la cabeza y en esa fantasía entraban dos duras alemanas follandose a una española menudita y poquita cosa, como no había alemanas bien valian unas polacas. Dicho y hecho, al poco rato estabamos todos en la habitación y ahí comenzó una historia de las más rocambolescas que me sucedieron siendo puta.

El tío ni quiso que lo lavasemos, dijo que él ni nos tocaría, lo único que quería era vernos "en acción" y en acción nos pusimos. Las polacas fueron al baño, una primero, otra después sin que saliese la anterior y tardaban una eternidad en salir, yo tumbada en la cama, esperando para ir al baño y ellas que no salian y el cliente, que había pagado dos horas que protestaba. Me acerqué a la puerta del baño y la habían cerrado, toqué y antes de que abriesen hicieron un montón de ruido. les pregunté tras cerrar la puerta y en voz baja que cosa hacian que tardaban tanto, respondieron un tanto azoradas que no hacian nada. Una estaba guardando algo en su neceser, lo quise ver y se negó

-¿es droga o algo malo? -pregunté-

Negó con la cabeza ¿si no era droga que diablos era? ¿por qué no podía verlo?, les volví a preguntar que era lo que escondían, no quería problemas ni malos rollos. Si hay una redada y te encuentran en un cuarto con dos chicas y un paquete semejante lleno de droga vas a tener problemas para explicar que no es tuya. Apartó el papel y era un triptico con imagenes religiosas

-Virgen de Cracovia -me dijo-
-ah

Les hice unos gestos para que saliesen ya, el cliente se impacientaba. Eran bastante toscas en la cosa de follar, así que sin mucho miramiento me vi comiendole el pecho a una y siendo follada por un strapon que se colocó la otra, pero sin arte, ni fingimientos ni nada, la del strapon casi me hacía daño y la otra me metió un dedo en un ojo y yo soportando como podía todo aquello, a veces miraba por el rabillo del ojo y veía al cliente pajeandose en el sofá de la esquina ¡Dios! ¿como podía masturbarse? si aquello era lo más antierótico que alguien podía ver. Yo de él pediría que me reembolsasen mi dinero, las dos polacas estaban logrando un puñetero timo y aquel hombre parecía disfrutarlo.

De pronto, la polaca a la que yo le estaba comiendo el pecho comenzó a llorar, primero gemía y pensé que a lo mejor le estaba gustando pero no, cada vez su llanto era más fuerte y ya se notaba a todas luces que lloraba. Su compañera le decía algo en su lengua que yo no entendía y también gimoteaba, yo totalmente descolocada sin saber que sucedía ¿eso estaba pactado? ¿lo habían hecho alguna otra vez con ese cliente y le gustaba que fuese así? Me faltaba nada para ponerme de pie y preguntar que coño pasaba, pero no, solo pensaba en que el cliente, que seguía masturbandose, se corriese y terminase todo aquello. Comenzaba a tener hasta miedo y todo.

De pronto, la chica a la que yo le lamía el pecho (que de ahí no salian) dio un salto y salio corriendo para el baño gritando no se que cosa. La que me folla le grita en su idioma algo pero sigue follandome, me folla muy fuerte con el strap, tanto que me hace daño, grito, la que me folla sale corriendo también para el baño y yo me quedo a cuatro patas sobre la cama. Miro al cliente dispuesta a pedir disculpas y... se está corriendo como un cerdo.

¡Buf! ¿qué demonios pasa? esto me supera de largo. Me levanto de la cama y las polacas están dando voces histericas en el baño. El cliente me mira con los ojos medio en blanco, tiene un gesto que da la sensación de que le dio un mal. Le pregunto si está bien y dice que si con la cabeza, tiene un montón de semen sobre su vientre. Las polacas siguen dando gritos y gimoteando en el baño.

Doy un par de golpes en la puerta y contestan algo en polaco, después dicen que no puedo pasar. Las puertas de los baños tienen un agujerito en el pomo, si se mete un prendedor de pelo o cualquier objeto metálico largo por ese agujerito se presiona un resorte y se abren, lo hice, la abro y allí están las dos, llorando, con un montón de rimel por la cara, abrazadas y con el triptico de la Virgen de Cracovia sobre el lavabo.

-Pecado... mucho pecado -me dicen, aterrorizadas-
-¿pecado? -trato de guardar la calma-
-si, mucho pecado, Nuestra Señora perdona follar por necesidad, pero esto vicio, mucho pecado

¿De donde sale la gente así? ¿quién les come la cabeza de esa manera? Me siento en la esquina de la cama, dispuesta a vestirme. Miro hacia el cliente, que aún sigue allí, como ido, le digo que puede echar conmigo un polvo normal, si quiere, o si lo prefiere hablo y cuento lo que pasó para que le devuelvan el dinero.

Se limpia el semen con los pantis de una de las polacas y comienza a recomponer su ropa

-¿devolverme el dinero? ¡joder! un show como este es impagable
-¿no quieres un buen polvo tampoco?

Me jodía que se fuese así, con toda aquella chapuza.

-Un buen polvo si lo quiero lo tengo por ahí, para tener sexo normal no vengo al Tucán.
-como quieras, no puedo hacer mucho más por ti
-no te preocupes, eres una tía legal

El tío antes de salir mira a las dos polacas que están en el lavabo, abrazadas y llorosas pidiendo aún perdón a su Virgen de Cracovia. Yo me visto, cojo mi neceser y me dirijo a la puerta. Me dan pena las dos polacas.

-¿Si vuestra madre se enterase de que sois putas os perdonaría?
-ella sabe eso, ella perdona, mandamos dinero

A veces todo lo arregla eso, te perdonan si mandas dinero. Hay cientos de chicas así, sus hermanos, sus padres, a veces incluso primos, saben que su pariente de sangre es puta en España o en cualquier otro lugar ¿qué más da?. Renegarán de la putería mil veces pero otras mil se la perdonaran a su familiar, manda dinero.

-¿la Virgen de Cracovia no es mejor, más buena que una madre?
Comienzan a recomponerse, una se lava la cara, otra se va vistiendo, la Virgen de Cracovia allí, mirando impasible la escena.
-Si, muy buena, bondadosa, muy bondadosa
-entonces ¿si vuestra madre os perdona creo que la Virgen también ¿no?

Miran las dos el triptico y lloran de nuevo

-¿por qué sois putas si sufris así?
-hambre en casa, hambre -dice una de ellas- no sufrimos en polvo normal, pero esto vicio, mucho pecado
-La virgen os perdonará
-¿como sabes ?
-Un día me confesé y el cura me dijo que Dios me perdonaría -les miento-

Comienzan a hablar en polaco entre ellas.

-¿En el pueblo hay iglesia?
-¿para? -pregunto mientras me retoco los labios-
-¿para confesar?
-Si, en todos los pueblos de España hay iglesia, a veces varias

Salí del cuarto, la Mami me interrogó sobre que había sido todo ese barullo, hice un gesto con la mano y le dije que no se preocupase, que todo estaba bien. No vi más a las polacas en toda la noche, más tarde me contó la Mami que se habían encontrado mal y se habían ido a dormir, volvió a preguntarme por lo ocurrido en el cuarto, le dije que no se lo iba a contar.

-Miriam debes...
-no debo nada Mami, preguntales a ellas, si quieren que te lo digan.

No es buena idea irse de la lengua en un puticlub, posiblemente aquellas dos polacas no habrían hecho nada contra mi pero ante otras me convertiría en una vulgar chivata y eso, según que gente, no lo perdona y para colmo pierdes confianzas que cuesta mucho ganar y pueden venir bien, así que en boca cerrada no entran moscas, ni salen tonterias. Decir algo que en nada te puede beneficiar y perjudicar en mucho es demasiado estúpido.

Al día siguiente, a eso de las cuatro, estaba viendo la tv, aunque tenía una televisión en mi cuarto prefería verla allí, me resulta divertido ver telenovelas con colombianas y brasileiras, lloran, a veces hacen drama, discuten de quien es bueno o malo, vaya que lo viven y me resulta divertido, más que la telenovela, bastante más.

Vi por la ventana como llegaban las polacas con el taxista, salí a su encuentro, sabía de donde venían y tenía curiosidad por saber como les había ido con el cura.

-fuimos a dos iglesias
-¿y eso?
-en la primera iglesia el cura era el cliente
-¿qué cliente? -pregunté sin caer en la cuenta-
-el cliente Miriam, el que pagó por vernos a las tres juntas
-¿Os perdona la Virgen?
-Tenemos que rezar mucho, y el sacerdote dijo que diesemos limosna

¡Vaya! como casi todas las madres la Virgen también te perdona, o al menos te comprende, si le das dinero.