Lo he visto por la calle, alguna vez tuve que ir al pueblo cercano a comprar algo y allí iba, con su mercedes 190 negro con un alerón y una pegatina horrible en sus partes laterales inferiores TURBO dice la pegatina. el pelo rizado, largo y cayendole en rizos por la nuca, bigotito y perilla ralas, alto y fuerte. Se bajó del coche para entrar a una tienda de electrodomesticos, vestía una chaqueta de ante marrón claro, vaqueros y botas vaqueras negras, de puntera, en las punteras unos añadidos plateados, pulsera de oro en la muñeca izquierda, reloj del mismo preciado metal en la muñeca derecha, varios cordones, también de oro al cuello. Se que se llama Nestor y parece salido del más cutre narcocorrido mexicano.
Acaba de entrar por la puerta, yo estoy sentada en la barra, aburrida, ya pasaron algunos clientes por el club y me hice un par de ellos, algunas chicas están en el comedor-cocina cenando, yo ya cené, no tenía mucha hambre y solo comí un par de sandwiches de jamón y queso. Me da asco el aspecto de Nestor pero quien sabe, puede ser un buen cliente, dinero al menos parece que tiene. Se acerca a mi, se pone justo a mi lado pero no dice nada. Lo miro desde el taburete, me devuelve la mirada y me saluda
-hola pequeña
-¿pequeña? -odio que me digan semejante parida- puedo ser muy grande... en la cama
-para la cama ya tengo quien me satisfaga
Es cierto, se que algunas chicas le pagan en carne ciertos favores, es conocido, solo hay que acercarse a su casa y sabes que por un polvo tendrás unos tiros de buena cocaina, el presume de que es fresquita, recién traída de las rías gallegas.
-puede, pero a lo mejor no son capaces de satisfacerte como yo
El va a lo suyo
-¿te va la coca?
-no, no meto nada -le digo mientras pongo cara de inocente- solo dejo que me metan carne de la buena
Soy soez con él, Nestor dista mucho de ser una persona elegante, aunque el crea lo contrario, posiblemente -pienso- prefiera a una chica "dura". Se ríe con ganas.
-no es malo meter coca, trabajas mejor
-no la necesito, trabajo de maravilla sin ella
En la esquina del fondo aparece el dueño del club, con la camisa que lleva, azul electrico con flores granates parece recién bajado de una nave extraterrestre, se engominó los cuatro pelos que le quedan y para colmo lleva unas rayban de sol con cristales marrones, lo saluda desde la distancia y Nestor pasa de mi para ir a junto de él, se meten para dentro de una puerta que hay al fondo de la barra. Antes el dueño vocea: ¡joder nenas, moveros un poco que os va a entrar el frio!. Este tío es gilipollas, no hay ni Dios en el club, solo Nestor y los camareros ¿para que querrá que nos movamos?, casi todas dirigimos la vista hacia él, casi todas preguntamos con la mirada: ¿para qué?. Se da cuenta de que hizo el bobo pero no da su brazo a torcer. El camarero está de pie en el centro de la barra, con un sacachapas golpea suavemente el metal de la nevera al ritmo de la música que suena, el dueño le grita: ¡y tu! ¡haz algo, cojones! limpia las botellas, el camarero con cara de hastío suelta el sacachapas, coge un trapo y comienza a limpiar botellas. Nestor y él se meten atrás. Supongo que tendrá que saldar cuentas, Nestor no trafica en el club de gratis.
Algunas chicas, además de traficar para otras, o para clientes, también consumen, alguna que otra buenas cantidades, una colombiana con las uñas postizas y superdecoradas tiene la uña de su meñique muy especial: de oro con grabados en forma de vegetación, supongo que eso, para ella, es el colmo de la elegancia, a algunos hombres les pone esta chica, supongo que la creen cruel y lo es, cuentan que anduvo enrolada con los "paras" en Colombia y mató gente, era una especie puta para ellos, pero si había que matar no se cortaba un pelo. Puede ser pero no lo creo, muchas chicas crean leyendas a su alrededor, simplemente con su silencio, no desmintiendo un rumor que alguien lanzó un buen día. Si se que es cruel porque subí con ella para hacernos un cliente, el cliente le pidió que le pisase la polla con la aguja de sus tacones, se lo pisó con ganas sobre un mueble mientras le llamaba cabrón, el cliente comenzó a sangrar como un cerdo, yo me asusté y ella ni se inmutó, tuvo que intervenir la mami y vendarle la polla, al parecer era un pequeño corte pero ahí sangra mucho, lo dijo la mami, el pobre cliente se fue lamentandose: "estoy casado, a ver que le cuento yo ahora a la parienta" la mami tras él poniendole la mano sobre el hombro y pensando a mil por hora una excusa para la mujer del pobre bobo, seguro que se la dio antes de llegar a las escaleras
-te pasaste -le dije a la colombiana-
-que se joda, por cabrón hijoeputa.
Lo dijo con una sonrisa de satisfacción, recreándose.
-Joder tía, parece que te gustó hacerle eso
-claro que me gustó, mi amor ¿quieres que te haga algo parecido a ti también?.
Me asustó, me callé la boca, terminé de arreglarme y salí del cuarto.
La colombiana asesina estaba cenando, cuando entra de nuevo al bar el camarero le dice algo y ella pasa al cuarto donde están Nestor y el jefe. Al rato tras la pertinente indicación del camarero entran a la oficina-trastero dos colombianas más, después una brasileira que se acuesta con el jefe.
Estoy camelandome a unos chicos que entraron, me pillé al más guapo, bueno, no se si por guapo, más por que traía las llaves del coche en la mano, el llavero consistía en una pequeña tira de cuero con la estrella de Mercedes en el extremo, supuse enseguida que es un niño de papá y que papá le dejó además del coche trescientos euros para que se corra una juerga. Sus dos amigos, casi seguro, van de remolque, invitados por el nene del Mercedes, no me equivoqué, sus amigos rechazan a las chicas que se les acercan, con buenas palabras pero las rechazan, el nene me tiene abrazada por la cintura y tengo una copa de treinta euros en mi mano. Mientras el nene me dice no se que cosas sobre mi copa sin alcohol y que a él no le gusta pagar por lo que no es y yo lo convenzo de que bebo lo que me gusta y que si no se lo cree puedo pedirme un cubata, pero claro "te costará más", además si me coloco... en la cama me pongo muy caliente, se lo digo guiñando un ojo, el nene no tarda en preguntarme que quiero beber, un Benjamín me parece excesivo, posiblemente no tenga dinero a espuertas, si puedo se lo sacaré todo pero con tiempo, le digo que me gusta el ron con ginger ale (lo probé un día de una compañera y no estaba mal, para alguien que no bebe es tragable). Mientras el nene indica al camarero mi nueva petición las tres chicas salen del trastero oficina con las narices bien polveaditas, la colombiana de la uña de oro se retoca algo en el sujetador que lleva bajo una blusa transparente, posiblemente haya guardado ahí, de momento, unas cuantas papelinas de buena perica. La miro disimuladamente mientras desaparece por la puerta que sube a nuestras habitaciones. Seguro que aparecerá minutos más tarde, la perica, debidamente cortada la dejará en su cuarto desde donde la irá suministrando poco a poco a algunos clientes y a algunas chicas necesitadas de cierto ánimo para trabajar. El jefe y el narco salen sonrientes unos minutos después, toman una copa mientras se ríen las gracias de forma un tanto exagerada. Antes de que el narco se vaya se estrechan la mano. El negocio debe de ir viento en popa. Cuando nuestro suministrador particular de ilusiones pasa a mi lado me sonríe, le devuelvo, educada, la sonrisa, se acerca a mi oreja y me susurra con suavidad, parece que quiere ser seductor y todo: "algún día te hará falta y tragarás", lo cojo por el cuello para que se acerque a mi, para que acerque su oído a mis labios, mientras le hablo se lo rozo con ellos, suavemente: "el día que trague tu me pagarás para que lo haga y... no lo olvidarás", nos separamos sonriendonos hipocritamente, el sabe que yo nunca compraré el material que vende, yo se que él nunca pagará para subir conmigo, tiene chicas de sobra, seguro que no es el único club de la zona al que suministra.
El nene que me estoy camelando se estaba haciendo el longui, como que la guerra no iba con él. Los clientes de un club suelen guardar ciertas distancias cuando se topan con según que gente, por un momento temo que perderé al nene, a casi nadie le gusta subir con una puta enmacarrada, sus cabezas empiezan a pensar en explotación, trata de blancas, cosas raras. Echo mis brazos a su cuello y lo noto frío, algo distante, pongo cara de mimosa y le pregunto que le ocurre, casi balbucea:
-¿es tu macarra?
Me río, desafiante, como diciendo "buena soy yo para eso, me como los tíos crudos", hago un gesto como quitando importancia mientras le respondo
-¡qué va! ¡por Dios! solo es un cliente que estaba esperando para subir conmigo, lo hace a veces, pero le dije que estaba contigo, que tendría que esperar más si quería disfrutar de este cuerpo.
Mientras digo las palabras "este cuerpo" me golpeo con la mano una nalga.
Que bobos son los hombres, solo eso bastó para que ante mis ojos se le hinchase el pecho y le volviese la sonrisa a la cara, solo le faltó darle un codazo a los colegas y decirles "veis, soy la hostia, me prefiere a mi que al tío duro ese"
Aprovecho para acercarle su copa, como mimándolo, cuidándolo, le digo al oído que el alcohol me pone muy caliente y si un hombre sabe como tratarme puede hacer de mi lo que quiera.
-¿cuanto me saldría subir contigo? -pregunta-
-Poco cariño -digo mientras me aprieto contra él y rozo mis labios en su cuello- sesenta euros media hora pero... quiero pasarlo bien
-media hora... es poco
-ciento veinte una hora
Preveo que me va a regatear y sigo diciendole
-no puede ser menos cariño, el jefe, ya sabes
Asiente con la cabeza, le dice algo a los colegas, me coge de la mano y me dice un escueto "vamos". Camino delante, moviendo el culo con parsimonia, excitándolo, se que llevo detrás de mi a un perro en celo, un perro faldero, un niñato del que haré lo que quiera en la cama y me apetece un orgasmo, posiblemente le permita comerme el coño si es generoso.
Acaba de entrar por la puerta, yo estoy sentada en la barra, aburrida, ya pasaron algunos clientes por el club y me hice un par de ellos, algunas chicas están en el comedor-cocina cenando, yo ya cené, no tenía mucha hambre y solo comí un par de sandwiches de jamón y queso. Me da asco el aspecto de Nestor pero quien sabe, puede ser un buen cliente, dinero al menos parece que tiene. Se acerca a mi, se pone justo a mi lado pero no dice nada. Lo miro desde el taburete, me devuelve la mirada y me saluda
-hola pequeña
-¿pequeña? -odio que me digan semejante parida- puedo ser muy grande... en la cama
-para la cama ya tengo quien me satisfaga
Es cierto, se que algunas chicas le pagan en carne ciertos favores, es conocido, solo hay que acercarse a su casa y sabes que por un polvo tendrás unos tiros de buena cocaina, el presume de que es fresquita, recién traída de las rías gallegas.
-puede, pero a lo mejor no son capaces de satisfacerte como yo
El va a lo suyo
-¿te va la coca?
-no, no meto nada -le digo mientras pongo cara de inocente- solo dejo que me metan carne de la buena
Soy soez con él, Nestor dista mucho de ser una persona elegante, aunque el crea lo contrario, posiblemente -pienso- prefiera a una chica "dura". Se ríe con ganas.
-no es malo meter coca, trabajas mejor
-no la necesito, trabajo de maravilla sin ella
En la esquina del fondo aparece el dueño del club, con la camisa que lleva, azul electrico con flores granates parece recién bajado de una nave extraterrestre, se engominó los cuatro pelos que le quedan y para colmo lleva unas rayban de sol con cristales marrones, lo saluda desde la distancia y Nestor pasa de mi para ir a junto de él, se meten para dentro de una puerta que hay al fondo de la barra. Antes el dueño vocea: ¡joder nenas, moveros un poco que os va a entrar el frio!. Este tío es gilipollas, no hay ni Dios en el club, solo Nestor y los camareros ¿para que querrá que nos movamos?, casi todas dirigimos la vista hacia él, casi todas preguntamos con la mirada: ¿para qué?. Se da cuenta de que hizo el bobo pero no da su brazo a torcer. El camarero está de pie en el centro de la barra, con un sacachapas golpea suavemente el metal de la nevera al ritmo de la música que suena, el dueño le grita: ¡y tu! ¡haz algo, cojones! limpia las botellas, el camarero con cara de hastío suelta el sacachapas, coge un trapo y comienza a limpiar botellas. Nestor y él se meten atrás. Supongo que tendrá que saldar cuentas, Nestor no trafica en el club de gratis.
Algunas chicas, además de traficar para otras, o para clientes, también consumen, alguna que otra buenas cantidades, una colombiana con las uñas postizas y superdecoradas tiene la uña de su meñique muy especial: de oro con grabados en forma de vegetación, supongo que eso, para ella, es el colmo de la elegancia, a algunos hombres les pone esta chica, supongo que la creen cruel y lo es, cuentan que anduvo enrolada con los "paras" en Colombia y mató gente, era una especie puta para ellos, pero si había que matar no se cortaba un pelo. Puede ser pero no lo creo, muchas chicas crean leyendas a su alrededor, simplemente con su silencio, no desmintiendo un rumor que alguien lanzó un buen día. Si se que es cruel porque subí con ella para hacernos un cliente, el cliente le pidió que le pisase la polla con la aguja de sus tacones, se lo pisó con ganas sobre un mueble mientras le llamaba cabrón, el cliente comenzó a sangrar como un cerdo, yo me asusté y ella ni se inmutó, tuvo que intervenir la mami y vendarle la polla, al parecer era un pequeño corte pero ahí sangra mucho, lo dijo la mami, el pobre cliente se fue lamentandose: "estoy casado, a ver que le cuento yo ahora a la parienta" la mami tras él poniendole la mano sobre el hombro y pensando a mil por hora una excusa para la mujer del pobre bobo, seguro que se la dio antes de llegar a las escaleras
-te pasaste -le dije a la colombiana-
-que se joda, por cabrón hijoeputa.
Lo dijo con una sonrisa de satisfacción, recreándose.
-Joder tía, parece que te gustó hacerle eso
-claro que me gustó, mi amor ¿quieres que te haga algo parecido a ti también?.
Me asustó, me callé la boca, terminé de arreglarme y salí del cuarto.
La colombiana asesina estaba cenando, cuando entra de nuevo al bar el camarero le dice algo y ella pasa al cuarto donde están Nestor y el jefe. Al rato tras la pertinente indicación del camarero entran a la oficina-trastero dos colombianas más, después una brasileira que se acuesta con el jefe.
Estoy camelandome a unos chicos que entraron, me pillé al más guapo, bueno, no se si por guapo, más por que traía las llaves del coche en la mano, el llavero consistía en una pequeña tira de cuero con la estrella de Mercedes en el extremo, supuse enseguida que es un niño de papá y que papá le dejó además del coche trescientos euros para que se corra una juerga. Sus dos amigos, casi seguro, van de remolque, invitados por el nene del Mercedes, no me equivoqué, sus amigos rechazan a las chicas que se les acercan, con buenas palabras pero las rechazan, el nene me tiene abrazada por la cintura y tengo una copa de treinta euros en mi mano. Mientras el nene me dice no se que cosas sobre mi copa sin alcohol y que a él no le gusta pagar por lo que no es y yo lo convenzo de que bebo lo que me gusta y que si no se lo cree puedo pedirme un cubata, pero claro "te costará más", además si me coloco... en la cama me pongo muy caliente, se lo digo guiñando un ojo, el nene no tarda en preguntarme que quiero beber, un Benjamín me parece excesivo, posiblemente no tenga dinero a espuertas, si puedo se lo sacaré todo pero con tiempo, le digo que me gusta el ron con ginger ale (lo probé un día de una compañera y no estaba mal, para alguien que no bebe es tragable). Mientras el nene indica al camarero mi nueva petición las tres chicas salen del trastero oficina con las narices bien polveaditas, la colombiana de la uña de oro se retoca algo en el sujetador que lleva bajo una blusa transparente, posiblemente haya guardado ahí, de momento, unas cuantas papelinas de buena perica. La miro disimuladamente mientras desaparece por la puerta que sube a nuestras habitaciones. Seguro que aparecerá minutos más tarde, la perica, debidamente cortada la dejará en su cuarto desde donde la irá suministrando poco a poco a algunos clientes y a algunas chicas necesitadas de cierto ánimo para trabajar. El jefe y el narco salen sonrientes unos minutos después, toman una copa mientras se ríen las gracias de forma un tanto exagerada. Antes de que el narco se vaya se estrechan la mano. El negocio debe de ir viento en popa. Cuando nuestro suministrador particular de ilusiones pasa a mi lado me sonríe, le devuelvo, educada, la sonrisa, se acerca a mi oreja y me susurra con suavidad, parece que quiere ser seductor y todo: "algún día te hará falta y tragarás", lo cojo por el cuello para que se acerque a mi, para que acerque su oído a mis labios, mientras le hablo se lo rozo con ellos, suavemente: "el día que trague tu me pagarás para que lo haga y... no lo olvidarás", nos separamos sonriendonos hipocritamente, el sabe que yo nunca compraré el material que vende, yo se que él nunca pagará para subir conmigo, tiene chicas de sobra, seguro que no es el único club de la zona al que suministra.
El nene que me estoy camelando se estaba haciendo el longui, como que la guerra no iba con él. Los clientes de un club suelen guardar ciertas distancias cuando se topan con según que gente, por un momento temo que perderé al nene, a casi nadie le gusta subir con una puta enmacarrada, sus cabezas empiezan a pensar en explotación, trata de blancas, cosas raras. Echo mis brazos a su cuello y lo noto frío, algo distante, pongo cara de mimosa y le pregunto que le ocurre, casi balbucea:
-¿es tu macarra?
Me río, desafiante, como diciendo "buena soy yo para eso, me como los tíos crudos", hago un gesto como quitando importancia mientras le respondo
-¡qué va! ¡por Dios! solo es un cliente que estaba esperando para subir conmigo, lo hace a veces, pero le dije que estaba contigo, que tendría que esperar más si quería disfrutar de este cuerpo.
Mientras digo las palabras "este cuerpo" me golpeo con la mano una nalga.
Que bobos son los hombres, solo eso bastó para que ante mis ojos se le hinchase el pecho y le volviese la sonrisa a la cara, solo le faltó darle un codazo a los colegas y decirles "veis, soy la hostia, me prefiere a mi que al tío duro ese"
Aprovecho para acercarle su copa, como mimándolo, cuidándolo, le digo al oído que el alcohol me pone muy caliente y si un hombre sabe como tratarme puede hacer de mi lo que quiera.
-¿cuanto me saldría subir contigo? -pregunta-
-Poco cariño -digo mientras me aprieto contra él y rozo mis labios en su cuello- sesenta euros media hora pero... quiero pasarlo bien
-media hora... es poco
-ciento veinte una hora
Preveo que me va a regatear y sigo diciendole
-no puede ser menos cariño, el jefe, ya sabes
Asiente con la cabeza, le dice algo a los colegas, me coge de la mano y me dice un escueto "vamos". Camino delante, moviendo el culo con parsimonia, excitándolo, se que llevo detrás de mi a un perro en celo, un perro faldero, un niñato del que haré lo que quiera en la cama y me apetece un orgasmo, posiblemente le permita comerme el coño si es generoso.
8 comentarios:
Muy bueno como siempre, se hechaba de menos que continuase la historia, pero lo bueno se hace esperar.
Si creo entender que es una ficción cercana a la realidad he de decirte que el último párrafo me ha dejado perplejo.
No veo la necesidad de acabar la historia, está perfecta.
estupenda lectura, buen trabajo, felicidades!!!!
Miriam, estás tardando mucho no??
Un texto muy bien ligado, Miriam.
Como puta no sé, pero escribiendo no te vas a comer un colín. Para empezar cuida la ortografía y la gramática. Los acentos son para ponerlos. Ahh... y de mujer tienes las ganas. Valga como cebo para salidos e incautos de la red, pero como estrategia literaria es penoso. Un amigo.
puta triste o puta solo por serlo?
a los 15 años quiser ser narco para colmar mi casa de puras amigas putas. ahora solo me comformo con ser aduanero
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