9.18.2006

2.- Ambientandome.

La mami me lleva a un cuarto que según me dice es la oficina del jefe, parece más bien el salón de los horrores, está lleno de objetos que supongo le traen algunas chicas o compra en sus viajes, a cada cual más hortera: una figura antropomorfa tallada en caoba que representa a algún tipo de indigena, dos máscaras que parecen ser de un brujo de alguna tribu africana, un conjunto de arco y flechas que supongo recuerdo de su estancia en algún país ecuatorial, un ordenador con el teclado lleno de polvo y un montón de cds, algún papel sobre la mesa. La mami me extiende una ficha blanca

-Ya sabes como va ¿no?

Asiento con la cabeza y sonrio, le pido un boligrafo y comienzo a rellenarla.

Se que éstas fichas van a parar a los cuarteles de la Guardia Civil o comisarias de la Policía Nacional pero la verdad, me importa bien poco, hasta ahora nunca puse mi verdadero nombre ni mis apellidos, supongo que son una forma de control como otra cualquiera y que si un día ven algo raro investigarán pero no creo que vean nada extraño en un nombre tan inocente como el mio, siempre pongo el mismo, y el mismo número de carnet de identidad, antes me lo inventaba, con internet descubrí una página que me lo da inventado, con numeración y letra coincidentes. Nunca tuve problemas con esto y espero no tenerlos. Esto ya lo hice un montón de veces, aún así siempre me pongo nerviosa, supongo que tengo cierto miedo a que la mami o el propietario de turno me pida el dni, pasó una vez y no me quedó más remedio que poner mis datos verdaderos, no pasó nada del otro mundo, solo estuve preocupada unos cuantos dias hasta que un picoleto me dijo lo que ya conté, que a no ser que ocurra algo extraño esas fichas van directamente a un cajón, como mucho miran las de las extranjeras.

Generalmente un club de alterne es un hotel, un curioso hotel donde solo nos alojamos las putas, si la policia hace una redada sancionará al propietario por tener alguna que otra extranjera ilegal trabajando allí, él recurrirá la sanción alegando que lo que tiene es un hotel con discoteca o pub y que no es quien para controlar al personal que va o viene en su hotel. ¿Qué las chicas andan muy ligeras de ropa? ¿y qué? ¿donde hay una ley que prohiba vestir así?.

Vuelvo a mi habitación y continuo colocando mis cosas, ahora ya tranquila, sin la mami fisgandome la vida. Cuando termino compruebo de forma rutinaria todo el cuarto, es una manía como otra cualquiera, no hay ningún temor pero me gusta saber que todo está limpio y funcionando. Si tengo que reclamar algo, pedir que me cambien de cuarto o que me arreglen tal o cual cosa ahora es el momento, incluso es buen momento para irme si las cosas no están a mi gusto. Está todo en orden.

Los clubes de alterne no son buenos lugares para ser descuidada, hace ya un tiempo en uno que trabajé, hubo un registro de la policía, a una chica africana le encontraron veinte gramos de cocaina detrás del espejo del baño y se la llevaron, supongo que la metieron entre rejas, no la volví a ver, se desvivía jurando que la droga no era suya mientras la llevaban arrastras, que ya estaba allí. No hay nada raro tras el espejo del baño, ni tras las mesitas, ni bajo el armario. En un club del que me fuí como alma que lleva el diablo tras un bonito espejo de pared había una cámara de circuito cerrado, lo descubrí sin querer. Una compañera me había pedido un bote de perfume, se lo pasé lanzandoselo con suavidad por encima de la cama, no se como ella no lo cogió y golpeó el espejo haciendolo trizas, detrás había un agujero con la cámara de circuito cerrado, al mirar por el reverso del espejo se veía todo, lo que para mi era un espejo para los propietarios era un cristal. Puse a parir al matrimonio propietario de aquel club y me marché. Mientras yo hacía eso no paraba de escuchar ruido de cristales rotos en otras habitaciones, cuando salía por la puerta bajaban un montón de brasileiras, africanas, latinas y una portuguesa gritandoles de todo, menos bonitos, a los dueños, no se en que terminó la cosa. Es normal que se pongan cámaras de circuito cerrado en las habitaciones donde trabajamos, simplemente por nuestra seguridad, pero en las nuestras... ¿de qué?.

Hoy no voy a trabajar, no puedo ir a trabajar el primer día con estos pelos y ésta cara de cansancio, además, la noche es dura y puede hacerse muy pero que muy larga. Si eres nueva en un club tienes que dar la mejor impresión posible el primer día, la voz se corre enseguida entre los clientes de la zona: "hay una morenita que..." "la morenita es una maquina...." "la morenita tiene unos ojos preciosos...." y "la morenita esto" o "la morenita lo otro". Si estás hecha un adefesio la voz se corre también.

Salgo y le digo a la mami que necesito ir a la peluquería, si me puede decir donde hay una buena

-¿No vas a trabajar hoy? ¿sabes que tendrás que pagar igual?
-Si mami, no se preocupe, pero hoy no trabajo ¡mira como estoy de asquerosa!

A pesar de que le insisto para que no lo haga ella llama a una peluquería a donde me cuenta que va para pedir cita.

Le pregunto si el Tucan tiene algún taxista que le sirva, me da el número y me dice que lo llame, que diga que es para el Tucan. Normalmente los clubes tienen a algún taxista que les hace precio, fundamentalmente éstá para recoger y llevar a las chicas que viven fuera de los clubes, también traen pedidos urgentes, un medicamento, por ejemplo. Hay taxistas que también pueden traer unos gramos de farla, un poco de hachis, todo depende del dueño. Dios los cria y ellos se juntan.

Mientras espero al taxi me acerco a las chicas que están en la piscina. Antes he visto a una con el pelo muy bonito, cuando le pregunto si me puede decir a que peluquería va me responde con ese bonito deje colombiano

-¡ay mi amor!, por ahí, que se yo que ni me acuerdo...

Que hija de su madre, tarada envidiosa, vete a la mierda con tu joder suave -pienso- sonrío y le pido disculpas

-pensé que habias ido a alguna peluquería de ésta ciudad, disculpame.

Salgo de allí.

Una brasileira sale del recinto de la piscina, me mira y me hace señas para que me acerque, me dice que no le haga caso a la Mami, que me manda a junto de una amiga que me destrozará el pelo, lo mejor es que vaya a la peluquería de El Corte Ingles, es donde fue la colombiana. Le doy las gracias.

-Não acredite nesa mulher
-¿en la mami?
-nem na mami nem na Giovana

Supongo que Giovana es la colombiana y supongo también que se llevan mal la brasileira y la colombiana, claro que también es posible que la brasileira se lleve mal con todas.

Me monto en el taxi, el taxista me saluda simpatico, es un chico joven y parece agradable, correspondo al saludo y se extraña de que sea española

-ya ves, alguna tiene que haber de ésta tierra
-si, solo que es raro, hace siglos que no veía una de aquí

Me pregunta de donde soy pero le miento, tampoco tiene que saber mi vida. Le pregunto si conoce alguna peluquería, me asegura que puede llevarme a varias buenas pero caras

-¿Conoces a la que va Giovana?
-Si claro, va a la de El Corte Ingles

Me lleva, le digo que no me espere, éste servicio tendría que pagarlo yo y tardaré un rato, volveré al club con otro taxi.

-Si quieres me llamas eh, vengo a recogerte sin problemas.

Claro hijo, sin problemas y pagando, me gusta repartir el dinero y la puerta del centro comercial está llena de taxis.

Cuando llego al club ya abrieron, entro por detrás y están preparando la cena, les pregunto si hay algún sitio para poder asomarme a echar una visual, un freganchín me muestra con la cabeza una puerta, la entreabro y están las chicas y un par de camareros, debe de hacer poco que abrieron.

Subo. La mami está ya en su puesto con la caja y la TPV listas para comenzar a funcionar, lleva puesto una especie de uniforme que me resulta bastante curioso, parece el de una azafata, azul marino con botones dorados, tras el mostrador no veo si lleva pantalón o falda, también lleva un corbatín negro. Esto seguro que lo vio el dueño del club en un avión y le pareció superfashion y ahí está la mami vestida de esa guisa

-¡que pena que no quieras trabajar hoy! ¡estás preciosa!
-voy a trabajar, si me canso de noche paro y me vengo a dormir
-si cariño, mejor, siempre es mejor que no hacer nada, así aprovechas unas horas.
-¿y ese uniforme tan bonito?

Resopla y mueve la cabeza

-ideas que tiene el amo. Ve a vestirte anda, si quieres trabajar pronto empezarán a llegar los clientes.
-supongo que el local tiene luz negra ¿no?
-claro -me responde guiñandome un ojo-

Me pongo las botas "de mosquetera" blancas y un minivestido de licra a juego, blanco también, en la espalda una cinta del mismo color dibuja un zigzag, dudo si ponerme los guantes, mientras lo pienso me maquillo, los labios rojos, muy rojos, me pongo un colgante de bisutería, es un puñalito plateado colgado de una cadena, al final me pongo los guantes, no son unos guantes exactamente, solo cubren mis antebrazos hasta un poco más arriba del codo enganchandose en el dedo medio por un cordelito. En el neceser hay de todo, aún tengo un buen montón de condones mios, no me gusta usar los que te dan en las casas, suelen ser de esos del todo a cien y la verdad, yo estaría muy preocupada follando con condones chinos, prefiero gastar un poco de dinero y trabajar tranquila. Está también el strap y un vibrador más pequeño. Hay clientes que aún son medio virgenes y no es cosa de cebarse en ellos. Está el maquillaje, toallitas humedas, klinex, vale, todo bien. Respiro hondo antes de salir de la habitación. Tengo que volver a entrar, se me olvidaba el pintalabios que me he puesto, no es cosa de bajar después de un "servicio" a por él ni volver al pub con otro color de labios, puede que un cliente se fijase precisamente en tus labios y esté esperandote, no conviene desilusionar a quien te puede pagar.

La mami me ve pasar

-Cuando subas con alguno no te equivoques, tienes que ir para el lado contrario, no lo vayas a llevar a tu cuarto
-ya estás tu ahí para recordarmelo, mami

Entro en el bar por una puerta que da al interior de una barra, el camarero más proximo, un señor mayor, fuerte y con la cabeza afeitada, me indica amablemente donde poner el neceser y me piropea:

-¡jodeeeeer! ¡que se persigne cristo! ¡vas a hacerte todos los clientes tu sola eh!

Pregunto si no hay clientes, no veo a ninguno

-Tranquila, ya llegarán, te vas a hartar de clientes ¡Fran, has visto a la nueva!

Berrea a su compañero. sonrio fingiendo algo de timidez. Solo quiero que se calle esa bocaza, todas las chicas me están mirando y no me gusta esa situación. Salgo de la barra y me ofrece algo de beber, tengo derecho a dos copas de la casa, le digo que tomaré algo más tarde.

Casi todas están sentadas en unos taburetes que hay para ellas, alejados como un par de metros de la barra, busco uno libre para sentarme y vaya puñetera casualidad, los únicos dos que hay libres están a un lado y al otro de Giovana, hay que ver que cariño le tienen a ésta chica.

Camino hacia ella, seria, altiva, con el pelo arreglado en el mismo lugar que ella. No baja su mirada, yo tampoco. Mientras giro sobre mis tacones para sentarme en el taburete le sonrio mientras la observo

-me gusta como te dejan el pelo en el sitio que vas -le digo tratando de no mostrar ironía o burla-
-a vos también te lo dejaron lindo

Sonrie como si me desease todo el bien del mundo. Estoy segura de que le encantaría que mi taburete se rompiese, a mi también me gustaría que le ocurriese lo mismo, las dos nos removemos en nuestros asientos. La brasileira que me aconsejo lo de la peluquería está un poco más lejos, con otro grupo de compatriotas suyas, mirandome, una le comenta algo y ella sonrie mirando para mi. Yo decido mirar para la chica desnuda que sale en la pantalla de la maquina de discos, debe de ser la única en todo el club que no está deseando que se me rompa el tacón de una bota... o el taburete y que me rompa una pierna.

9.08.2006

1.- Llego al Tucán

Ya llevo unos añitos trabajando en clubes de alterne. Si, esos que ves con sus neones horteras cuando pasas por la carretera, neones sugerentes que te tientan a parar, a entrar, a contemplar la carne expuesta al mejor postor. No paras claro, tu nunca paras, al menos... eso es lo que cuentas, así es como mientes: a tu mujer, a tus amigos, a ti mismo. ¿Cuando estuviste por última vez?, ¡ah, si! con aquellos amigos que te te llevaron, fuiste por compromiso, claro.

Hoy a la tarde me trajo el taxi desde el aeropuerto. Muy profesional el taxista, le pregunté si conocía el Tucán. Yo tenía la dirección en el bolso pero para que sacarla, los taxistas conocen casi todo y si hablamos de burdeles los conocen todos, no hay fallo. Por la circunvalación de la ciudad comenzó a hablarme, no me gusta que me hablen los taxistas, menos aún si llevan puesta la COPE. Los taxistas deberian de preguntarte al subir que emisora o cedé deseas escuchar, si es que quieres escuchar algo, claro. ¿por qué tengo que contarle mi vida a un tipo que escucha la COPE sin que me pague nada?, si me paga puede darme una misa tridentina y hasta la escucho con devoción, pero aquí pago yo. Que se limite a llevarme, o como mucho que me diga un "bonito día, ¿verdad?".

-¿Llevas mucho tiempo en eso? -preguntó mirandome por el retrovisor del vehiculo-
-¿en qué?
hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa ironica.
-Ya sabes, en eso... en la prostitución
la palabra prostitución se le atrancó en la garganta, pareció que no quería salir
-¿en la prostitución? ¿quién le dijo que soy puta?, soy policía, conduzca y deje de mirarme por el retrovisor que vamos a tener un accidente.

Mano de santo, no volvió a abrir la boca, hasta cuando me cobró le costó articular las palabras. Supongo que no se creyó semejante tontería, pero al menos me dejó tranquila. Vi como se alejaba por la explanada que hay frente al Tucán camino de la carretera.

Allí estaba yo de nuevo, otro club distinto y siempre el mismo, otro personal distinto y siempre el mismo, hombres distintos y siempre los mismos y otras compañeras distintas y siempre, siempre, siempre las mismas, con las mismas historias de siempre, las mismas manias de siempre y las mismas querencias de siempre. Yo también, como siempre, en la puerta de otro club, con los brazos en jarras y una maleta roja a mis pies mirando hacia el alero del tejado, mirando hacia todos los lados. De pronto se me antojó, que allí, en medio de la nada, media humanidad me miraba, y la culpa la tenía la maleta roja que estaba a mis pies, no se por que pensé que una maleta negra hubiese sido más discreta si todo es discreto en medio de nada. El día era diafano y la vista se perdía en el horizonte de campos de cereal, a los bordes de los campos había cientos de amapolas que se mecian con el viento junto a las espigas, volví a mirar la maleta y ya no me pareció tan estridente.

Desde el día en que un tipo pagó por mi virgo tengo algo metido en el subconsciente: ese día la palabra PUTA apareció en mi frente, todos pueden verla menos yo, yo solo la veo en sueños. Me veo caminando por las calles, en mi frente está esa palabra y todos me miran. Los que llevan niños consigo huyen despavoridos o les tapan los ojos. Los niños no pueden acercarse a mi, yo nunca podré tener un hijo, en mi sueño está prohibido, las putas no podemos procrear, solo podriamos procrear un hijo de puta. A veces me despierto angustiada. Me tomo una dormidina para volver a conciliar el sueño. No deberiamos de soñar cuando dormimos, si nos creó un Dios eso fué una gran faena, una broma de mal gusto. Nuestra mente acumula cosas que nos asustan y angustian y te las dispara a bocajarro en cualquier momento.

Busqué una entrada al club tirando de la pesada maleta ¿como puede pesar tanto un poco de ropa?. En Heat, Robert de Niro, dice que él no puede tener nada que le impida salir huyendo rapidamente, tendría que seguir yo esa maxima. Al girar detrás de unos setos que hay a la derecha del edificio se llega al aparcamiento del Tucán, los setos como siempre, resguardan los vehiculos de los clientes de miradas indiscretas, si sigues caminando vas a la parte de atrás, es un edificio rectangular de dos plantas, con tolditos rojos en algunas ventanas y uno grande en la puerta. Sobre la puerta se perciben apagados los neones que forman un tucan y debajo la inscripción también en neon: Tucán Club. Al fondo del solar de grava se ve un depósito de butano y hay otro grupo de setos altos que forman un rectangulo, que impide ver algo que hay allí. En el interior del rectangulo escucho risas femeninas y me acerco, asomo la cabeza y todas callan, todas se fijan en mi, enmarcada ya en una puerta en arco que forma el verdor del seto. El "olá" resuena en varias bocas.

-¿Todas brasileiras? -lo pregunto haciendome la timida, a modo de saludo, como que estoy cortada-
-¿é uma nova?
Se forma una algaravía, todas preguntan a la vez y todas afirman a la vez, en su idioma: "¿venía una nueva?" "si me lo dijo tal..." "no sabía que venía una nueva" "¿por qué tiene que traer más chicas?" "¿es española?" "no se, será colombiana"... La llegada de una chica a un club siempre es vista por las que ya están en él con cierto recelo, nadie sabe nada de ti, ni si eres buena o mala persona, ni que maña te das con los clientes. Supongo que pensamos en los clientes que nos quitará esa nueva.

-Si vengo nueva, quería saber si está el encargado o el dueño
Una mulata, me indica con la cabeza que vaya al edificio, que allí estará el cafetao. La mulata parece una extraterrestre, todo en ella me resulta antinatural. Creo que fue a una peluquería con una barbie en la mano y les pidió el mismo peinado que el de la muñeca. Supongo que va de Tormenta por la vida.

Llamo a una puerta de lata, parece la puerta de una nave industrial y me abre una mujer con una bata verde, supongo que será alguna limpiadora, menos mal que ésta si habla español. Me hace pasar y llama al dueño, la puerta da directamente a las cocinas.

El dueño da pena de lo hortera que es, unos zapatitos castellanos en un pie demasiado pequeño para un hombre, calcetines blancos que se ven bajo el dobladillo de un vaquero demasiado corto, unas piernas que parecen muy debiles sostienen un torso deformado por una prominente barriga cervecera que está recubierta por una camisa floreada en colores chillones, lleva oro en casi todos los dedos y un par de cordones, también de oro, al cuello. Hace tiempo que se quedó calvo y supongo que fue cuando decidió dejarse esa ridicula melena a los lados y por detrás de la calva. Supongo que creerá que así está guapo. Seguro que se beneficia a dos o tres chicas del club. Que bobas somos algunas, creo que al dueño de cualquier club le cobraría cuatro veces más que a cualquier cliente, pero siempre hay alguna que intenta ligarselo, por la razón que sea, supongo que por el dinero, por conseguir cualquier favor, no lo se, siempre hay alguna dispuesta para ellos.

A modo de bienvenida pretende darme dos besos, adelanto la mano y no le queda otro remedio que darme solo eso, la mano, su saludo me resulta viscoso, dura solo un instante pero tengo la sensación de estar sujetando la mano de un reptil, me deja la mia toda sudada. Grita por la mami que también grita desde algún lado del edificio, a gritos le pide que venga para acompañarme a la habitación.

La mami saluda con un ritual "hola ¿como te llamas?", le digo que soy Miriam. Se rie yo también, las dos sabemos que ese no es mi nombre, hace meses que no escucho a nadie pronunciar mi verdadero nombre.

Tiro de nuevo de la pesada maleta hasta la que será mi habitación durante el tiempo que desee estar en el Tucan. La habitación es agradable y no cabe duda de que goza de muy buenas vistas, en kilometros a la redonda solo se ven campos de cereales salpicados de algunas casitas que supongo, serán utilizadas por los campesinos para guardar sus aperos, están medio ruinosas así que no creo que viva nadie por allí. Comienzo a preguntarme si no habré metido la pata yendo a aquel lugar, a veces las compañeras te hablan de lo bien que funciona un sitio determinado pero ya no funciona, funcionó. Al menos la habitación es aireada, le da el sol y está limpia.

Mientras coloco la ropa en el armario la mami comienza a explicarme, de carrerilla, los horarios de las comidas, de apertura del club, los derechos que tengo y como no... lo que tengo que pagar diario, las multas... yo solo tengo una cosa en la cabeza

-mami, ¿en este club se trabaja?
Lo pregunto de sopetón mientras miro el campo sin pueblos a través de la ventana que da a un pequeño balcón. La miro y creo que nota en mi cara la desilusión, sonrie amable
-En este club como te descuides te va a hervir el coño, cariño

Sonrío más tranquila. Generalmente las mamis fueron putas, si hablan así de claro no te mienten, lo malo sería que hubiese comenzado a poner peros o a decir cosas como "algunos dias" "por la semana no pero los fines de semana mucho". La mami tiene que poner velas a Dios y al Diablo, tiene que llevarse bien con las chicas, con los clientes, con el personal de la casa y con el dueño, demasiada disparidad entre todos y ella tiene que capear el temporal como mejor pueda.

-Ven -me pide más que ordena- vamos a rellenar la ficha y a que te enseñe el club.