12.01.2006

6.- Hora de cierre.

A las cuatro en punto de la mañana se encendieron todas las luces del club mientras sonaba el Arco Iris de Toquinho. Las chicas salen disparadas a la parte de las cocinas y comedor del Tucán. Yo me despido de un cliente con el que estoy charlando, le digo que si quiere subir conmigo mañana será otro día, que vuelva, le compensaré su deseo. Supongo que él comprende que cerramos, quizás hasta comprenda que estoy muerta de cansancio, parece buena persona. Las luces fluorescentes, blancas, encendidas ejercen un rapido efecto sobre los clientes, es como si se diesen cuenta que son visibles y que el lugar donde se encuentran no es el más recomendable del mundo, algunos no terminan ni las copas y se van. Sigo al resto de las chicas a la parte de atrás.

Fran, el camarero, trae la caja con el dinero y un montón de papelitos donde están anotadas las consumiciones que conseguimos cada una, la mami baja con otro montón de anotaciones, me fijo en la cara del resto de compañeras y en todas es visible la huella del cansancio. Dos colombianas parecen muy animadas, yo diría que animadisimas, hablan de que se irán a no se que discoteca, las dos brasileñas que están a mi lado comentan por lo bajini: "demasiada cocaina".

El dueño del Tucán está sentado en una mesa medio desvencijada con un horroroso mantel de hule, delante de si tiene un montón de papelitos que han estado recolocando y un montón indecente de dinero, para hacerlo más indecente, de una bolsa de papel de esas que dan las tiendas de moda cuando compras algo, saca dos fajos más de billetes y podemos ir pasando a cobrar. En los clubes de alterne normalmente se cobra al terminar la faena, no es cosa de dejarlo para más tarde, ni para fin de mes, a veces en una sola noche, y más haciendo una plaza como esta, alguna de nosotras puede levantar el sueldo de cualquier trabajador, no es recomendable dejarlo para luego, la vida es efímera, te puedes morir en menos que canta un gallo y ese dinero no lo tendrás ni tu ni los tuyos, los dueños de los clubes no suelen ser unos santos ni llevar una buena vida, puede pasarles cualquier cosa y no haberte pagado, desde ser detenidos por la policia hasta que los mueran en un ajuste de cuentas, pasando por su fallecimiento por causas de salud, con lo cual perderías un dinero importante.

Las chicas comenzamos a pasar para cobrar, las cuentas son veloces, hasta la fecha no encontré un dueño de un club que no sepa sumar, restar, multiplicar y dividir casi más rapido que una calculadora, a lo mejor no sabe ni para donde está el norte pero de cuentas saben un rato, creo que ni calculan, es simple experiencia, se encontraron ya con todas las cifras del mundo y conocen de memoria los resultados de una operación determinada, alguna vez los he visto equivocarse, pero jamás a favor de una chica, siempre en contra. A veces me dio pena ver como delante de mis narices estafaban a alguna compañera semianalfabeta o analfabeta perdida, no hice nada, es cierto, soy una cobarde de mierda, pero este no es un mundo de ideales ni conviene ir de salvadora de nada, ir en ese plán es como ir comprando billetes para una rifa de hostias o para que en un montón de lugares no te quieran ver ni en pintura. Lo más que hice, y se que no sirve en mi descargo, fue advertir a la chica al día siguiente pidiendole discrección: "ten cuidado, controla que te están timando..." o algo similar, y eso si vi que la chica era discreta. Tampoco es normal que el dueño estafe con frecuencia, algunas compañeras pueden ser analfabetas, no saber hacer una suma de dos más dos, pero no suelen estar solas y mucho menos llegar solas a un club, casi siempre las mete una amiga que ya está bien avezada en el asunto y de estas, las he visto que no saben hacer la O con un canuto, pero si saben sacar cuentas, aunque sea por el sistema "de la vieja".

El dueño nos va presentando las cuentas rapido, muy rapido, algunas chicas piden alguna aclaración o reclaman, voceando, alguna cosa, generalmente sobre "multas" por pasar más tiempo en la habitación del debido o por llegar tarde a trabajar. Salvo casos muy llamativos el jefe, creo que más por no discutir que por otra cosa, suele darle la razón y su parte a la chica.

Los jefes raramente discuten con nosotras, cuando entre nosotras montamos la trifulca padre, a lo mejor, he visto a alguno hacerlo, sueltan unas cuantas bofetadas para poner orden, casi podría decirse que en plan padre, cuando esto ocurre casi siempre hay alguna chica, que tiene hartas a todas las demás que es despedida con cajas destempladas. Somos para ellos un bien preciado, no abundamos y es dificil conseguir putas, no es cosa de tener un cabreo con una y que se vaya por cinco o seis euros, para colmo, según quien sea, puede llevarse a otras con ella, dará más de ganar si se queda. Claro que por otro lado hay que mantener la disciplina en unos minimos así que hay cosas que no las pasan. Este tira y afloja requiere cierta dosis de politica por parte del propietario y saber con quién juega a la baraja, no todas las chicas somos iguales, algunas son lideres natas y tienen su grupo de acólitas, otras dan pena y empujan a las demás a la solidaridad, así que según a quién le hagan la faena y dependiendo de la frecuencia con la que hace las faenas a lo mejor se encuentra con treinta chicas partiendole la cara y eso no suele resultarles agradable a los "cafetones"**. Si eres puta, quieras que no, poco a poco vas acumulando tensiones, pequeñas faenas desagradables que te hacen unos y otros se van guardando ahí, en un almacen que tienes en alguna parte de tu mente y que no abres con frecuencia, lo mantienes bajo control, hasta que un día se abre esa puerta y todo eso sale en forma de rabia descontrolada y a lo mejor paga el pato el que menos daño te hizo, pero es así, no decides en que momento vas a tener esa explosión de furia. Unas chicas la controlamos más, otras menos, pero un dueño de club con experiencia sabe de sobra que está ahí y que no es recomendable abrir la puerta del infierno, todo se lleva mejor dando un poquito el brazo a torcer, no se pierde gran cosa y se gana mucho.

Continua el reparto de dinero, los fajos de billetes y montones de monedas que hay sobre la mesa van mermando, los recibos de las visas ya están a buen recaudo. A Fran y a la Mami, que están a su lado se les nota la envidia en la cara, algunas chicas estan llevandose en una sola noche el sueldo que ellos cobran por todo un mes de trabajo. La Mami, hipocrita, amonesta a alguna que ganó poco: "¿estabas vaga hoy eh?, suerte tienes que Toño es buena persona, en mis tiempos te hubiesen echado del club", alguna chica contesta de mala manera a las reprobaciones de la Mami con un "que te jodan Mami ¿vale?", ella hace su mohin de disgusto pero aguanta el tipo, sabe que ha tocado la fibra sensible, esa pequeña amonestación llega para que al día siguiente esa chica espabile, está en una plaza y Toño, el dueño, quiere que mueva el culo, para trabajar como en un club normal no la necesitan allí, hay otras chicas a la cola esperando a que las llamen para presentarse inmediatamente, la chica amonestada sabe que hay alguien que le recordará al dueño quien trabaja y quien no, Toño deja hacer a la Mami, solo sonrie mientras fuma y mira el dinero que hay sobre la mesa. No conviene contrariar en demasia a la Mami, una palabra suya suele ser suficiente para que no vuelvas a trabajar a esa plaza en la vida. Fran bromea sobre que se va a tener que meter a puto para dejar de ser pobre, algunas entre risas lo animamos. El jefe sigue repartiendo dinero. El dinero en las manos de un jefe de club de alterne experto es como las barajas en las manos de los magos, un banquero contandolo, el más curtido de los banqueros, sería demasiado torpe al lado de un tipo de estos, cuando llega mi turno coge los papelitos con mis anotaciones y me los da, cada papelito lleva la firma o bien del camarero o bien de la Mami "si hay algún error me lo reclamas mañana, te doy seiscientos dos euros", coge un buen fajo de billetes de veinte, los hace correr entre sus dedos a una velocidad de vertigo, de pronto para y me los alarga, me señala con la vista el montoncito de monedas para que coja mis dos euros, le pido que si puede me de billetes grandes, el me pregunta si de cincuenta me valen, me conformo. Los jefes suelen querer los billetes grandes para ellos, el dinero de los clubes casi todo es negro y hay que guardarlo en casa para después invertirlo en lo que sea, blanquearlo, no es cosa de hacerlo en billetes pequeños. Le doy las gracias y dejo paso a otra. Me siento, como otras chicas, en una mesa aparte a contar mi dinero, trato de hacer memoria sobre todo lo que hice mientras compruebo los papelitos, está todo correcto.

Ya en mi habitación me pongo el pijama y salgo al balcón a respirar un poco de aire puro, no viene nada mal para descontaminar los pulmones del humo de mil cigarros. El aire está limpido y en el cielo se ven millones de estrellas, corre una suave y calida brisa de aire puro que trae un intenso olor a paja de todo el cereal sembrado alrededor del club, por la carretera, a lo lejos se ven las luces de un trailer acercandose, cuando está más proximo enciende la luz de la cabina, a la altura del Tucán hace sonar las potentes bocinas y le veo saludandome con la mano, le correspondo y le dedico una sonrisa, después me doy cuenta de que no puede verla al contraluz de mi ventana, espero que la imagine, alguien que se toma la molestia de que yo vea su saludo, al menos merece una sonrisa por mi parte ¿saludará a todas las chicas que se encuentre por ahí aunque no sean putas?, quizás no, pero bueno, al menos es agradable saber que alguien tiene por ti un detalle agradable.

Estoy destrozada y mañana es otro día, si todos son así creo que va a ser dura esta plaza. Me meto en la cama con la puerta del balcón abierta para que entre un poco el aire fresco, me quedo dormida arrullada por el canto de las cigarras que están en los platanos bajo el balcón.

**Cafeton: las brasileñas designan así al dueño de un puticlub (también usan "amo" o "o dono"), la palabra exacta creo que seria y se escribiría "Cafetão". Algunas que no somos brasileñas, medio en broma a veces usamos el termino "cafetón" para designarlo, no todas ni mucho menos, a mi particularmente me resulta simpatica esa palabrita.